El Altar y la llama

Jaime Alberto Garzón

Hablan de cielo con voz encendida,
pero olvidan al alma que lucha por vida.


Sus muros relucen, sus cantos resuenan,
mas el amor sencillo les duele y les frena.

 

Prometen milagros, repiten doctrinas,
pero cierran los ojos ante las ruinas.


Declaman los textos con gesto severo,
y el prójimo herido les parece ajeno.

Jesús no escogió templos dorados,
prefirió caminos polvorientos y humanos.


No todo altar es fuego ni toda luz abriga,
si el amor no arde… la fe se fatiga.

 

El Reino no habita en tronos ni en fama,
florece en lo oculto, respira en el alma.


No exige aplausos ni puestos de honor,
camina en lo simple, se expresa en perdón.

 

El Cristo que vino no pide apariencias,
él mira el latido, no solo creencias.


Si la fe no consuela, si no enciende el vuelo,
no es fe del Maestro… es templo sin cielo.

 

Y tú, iglesia, ¿a quién representas?
¿Al que sirve en silencio o al que se presenta?
¿Al que escucha en lo hondo o exige atención?
¿Al que lava los pies… o busca admiración?

 

No todo altar es santo, ni toda cruz es vida,
hay llamas que engañan, hay luces fingidas.


Pero aún resplandece —sin ruido, sin guía—
un Dios que nos llama…
con manos vacías.

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Comentarios +

Comentarios4

  • pasaba

    Me ha gustado mucho tu poema, gracias por compartirlo y por su belleza.

    • Jaime Alberto Garzón

      Gracias por tu comentario, me alegra mucho que hayas encontrado belleza en el poema.

      • pasaba

        Es un poema particularmente intenso.

      • Una voz

        Un poema que es una joya. Denuncia la falsedad de los maestros engañadores, religiosos y guìas que no practican las enseñanzas de DIOS y las tuercen.

        Dios te bendiga.

        • Jaime Alberto Garzón

          Gracias, que cada verso sea una lámpara encendida contra la oscuridad del engaño, y que nuestras vidas reflejen la verdad del Dios que no miente.

        • Rafael Escobar

          Magníficos pareados que desnundan la hipocresía que cargamos los seres humanos, y que generalmente nacen de los dogmas religiosos que nos inculcaron de niños. Mis felicitacionesllegan a ti con mi fraternal saludo.

          • Jaime Alberto Garzón

            Poeta, gracias por tu lectura generosa y tu reflexión tan certera.

          • Lincol

            Este poema expresa una denuncia valiente y amorosa contra una fe vacía de amor y compromiso real. Es una llamada a volver al núcleo del mensaje cristiano: el amor encarnado, el servicio al prójimo, la humildad de Jesús. Invita tanto a la Iglesia como a cada creyente a preguntarse si su fe transforma, consuela y libera, o si es solo forma sin fondo, templo sin cielo.

            Saludos.



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