En pleno colapso de toda índole.
Oíme, vos podés hacerlo,
Mirá aquellos oscuros pasillos
Y no enciendas la lámpara
Y dejá que te encuentren
Las Patéticas Sombras Fantasmales.
(los murciélagos, sí, los murciélagos)
Y Aquella vieja y Vacía Silla
Balanceante.
Y la Deshecha Muñeca sin Ojos,
Y ese Antiguo Secreto Insondable.
Y los Locos, sí, los Locos,
Que te miran fijo
Y que Ríen Tristes Risas
(Risas Grises)
y que Miran en los Espejos
sus Blancos Ojos Hundidos.
Y dejá que una Gruesa Cuerda
Se Enrosque en sus Cuellos
(y Quizás en el Tuyo)
y no Escapes.
Sonríe,
Y deciles que no Existen,
No Existen.
Que están Muertos, Muertos,
Y Sonríe.
Y ya no Escapes.
Sólo deciles que Ya no queda Nada,
Nada.
Ni siquiera las Viejas Heridas Cicatrizadas,
Con Jirones de Valor y Miedo,
Y con Gritos Vacíos de Palabras.
Y Silencios.
Silencios heredados.
Silencios recetados.
Silencios absolutos.
(Shhh! Silencio. Calla!)
Y deciles
Que ya no queda Nada.
Sólo las Incesantes Caravanas
Por estos Oscuros Pasillos,
Tan Fríos, fríos.
Ahogados Laberintos Recorridos
Con la lámpara Apagada.
(Sí, con la Lámpara Apagada)
(Patricia)
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Autor:
Patricia Aznar Laffont (
Offline)
- Publicado: 27 de abril de 2025 a las 22:52
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 16
- Usuarios favoritos de este poema: Tommy Duque, Dr. Salvador Santoyo Sánchez, alicia perez hernandez, 🌼⚘María García Manero ⚘🌼, El Hombre de la Rosa, Antonio Martín, Poesía Herética, Hugo Emilio Ocanto, JAGC, Carlos Armijo Rosas...✒️
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