La piel del tambor, de Arturo Pérez-Reverte

En 1995, un año después de haber lanzado «Territorio comanche», el escritor y periodista español Arturo Pérez-Reverte no sólo publicó «Un asunto de honor», sino que también dio a conocer el contenido de «La piel del tambor», un material que cautiva por medio de una ingeniosa y atrapante historia.

La piel del tamborEn este relato, además de descubrir la existencia de un pirata informático que consigue infiltrarse en el Vaticano y dejar en la computadora personal del Papa un misterioso y alarmante mensaje, el lector resulta sorprendido con referencias hacia una iglesia barroca situada en Sevilla donde todo vale en pos de la defensa y hacia tres malvados que pretenden mantener vigente la copla española.

Asimismo, hay en este interesante trabajo espacio para mencionar el misterioso legado del capitán Xaloc (un corsario español que desapareció frente a las costas de Cuba en 1898) y la intervención de diversos personajes, entre los que se pueden citar a una atractiva aristócrata andaluza, un seductor sacerdote-agente experto en cuestiones oscuras, un banquero celoso y un secretario ludópata.

«La piel del tambor» es un libro complejo y fascinante que, hasta el momento, consiguió entretener a varios lectores pero, a la vez, no logró colmar las expectativas de muchos fanáticos del novelista nacido en Cartagena el 25 de noviembre de 1951. Por ese motivo, desde Poemas del Alma sólo aconsejamos la lectura de esta propuesta si se es un gran admirador del talentoso Pérez-Reverte o si la trama de esta obra cuya acción se desarrolla en la ciudad de Sevilla a fines del siglo XX les resulta de interés. En caso de no disfrutar los trabajos de perfil histórico, algo sofisticados en su estructura o que mezclen contenidos románticos con aventuras, misterios y escenas de perfil policial, entonces será mejor pasar por alto la existencia de este material.

Comentarios2

  • Elsy Alpire Vaca

    Interesante información. Gracias.

  • Graciela Dantes

    HAY un dicho, en gustos se rompen generos, prefiero leer y no quedarme con la duda.



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