Vasili Grossman, el gran cronista de la II Guerra Mundial

Hoy se cumplen los 105 años del nacimiento de Vasili Grossman y he pensado que sería un buen momento para escribir sobre él. Su obra no sólo goza de una calidad literaria deliciosa, sino que fue fundamental para conocer en detalle las consecuencias de la II Guerra Mundial en la Unión Soviética.

La lectura de «Un escritor en guerra. Vasili Grossman en el Ejército Rojo. 1941-1945» que reúne las notas de sus cuadernos de la II Guerra Mundial, creo que puede ser una excelente manera de acercarse a las motivaciones de este impresionante escritor.

Entre Treblinka y la literatura

«El infierno de Treblinka» fue una de las columnas que publicó Vasili Grossman y que se usó durante los juicios a los nazis en el Tribunal de Núremberg. En dicho texto se lee una detallada información sobre la forma en la que trabajaron los alemanes y su maquinaria de liquidación al pueblo judío.

De lo escrito por Vasili Grossman mucho se destruyó o escondió, para evitar que saliera a la luz la información que ponía bajo la mira a los responsables de la masacre a los miles de inocentes. No obstante, muchos de sus textos se han rescatado; tal como podemos descubrirlo en sus novelas «Por una causa justa» y «Todo fluye».

En la mirada de Grossman hay un asombro lleno de espanto y de dolor, la sensación de estar viendo algo que no puede ser real, que no puede estar pasando lo llevó a escribir, quizá con el deseo de arrancarse esas imágenes de su memoria. O tal vez para que hoy tengamos una noción absoluta de lo que aquello significó para todos.

Cuando leí «Vida y destino» quedé impresionada no tanto por la historia en general sino por la alta presencia de experiencias individuales, por la visión minimalista del autor en los ojos, en el alma de las criaturas alejadas por la guerra, golpeadas por la vida, obligadas a una existencia llena de sombras y de dolor. Ese elemento es característico de su obra y también se deja ver en estos cuadernos, en los que aferrándose a la vida de pequeños individuos consiguió contar el destino de todo un pueblo, una comunidad llevada por la vida hacia el desamparo y la pérdida.

Aprender a narrar el odio sin morir en el intento

Si Louis Barthas es el gran cronista (y olvidado) de la I Guerra Mundial, Grossman es el que supo narrar la experiencia de la guerra y del exterminio judío de una forma impecable, sin titubeos y con una claridad que sigue sorprendiendo al día de hoy. ¿Cómo se escribe con lentitud y cordura cuando tus ojos se han manchado de sangre y lágrimas?

Cuando Hitler y su ejército invadieron la Unión Soviética, el 22 de junio de 1941, Grossman se alistó en las tropas aunque era escritor y parecía inútil para la guerra. Creía en la causa. En esa misma que años más tarde le defraudaría tanto. pero estuvo en el momento indicado cuando hizo falta para contar las barbaridades que los nazis infringieron sobre el pueblo judío soviético. Y entre sus notas se descubre una postal enrarecida y tenebrosa de Stalingrado en llamas. Algo que le impactó tan profundamente que dice que tendría que escribir muchísimo para poder expresar lo que aquella imagen causaba en su interior. La muerte de la ciudad que era el referente indudable de la cultura soviética le llevó a escribir:

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Sin duda Treblinka fue lo que más impresionó a Grossman. Y escribió que aunque conocemos todos los tipos de muerte posibles, no podemos imaginarnos la tortura del pueblo, de las mujeres violadas y asesinadas de formas horribles, de ver a unos hombres divirtiéndose a costa del dolor y la muerte ajena. Muertes causadas por anulación de la empatía y la idea de que no todos los otros son OTROS.

Pero, repito, lo más impactante del trabajo de Grossman fue la forma en la que supo contar las cosas, desde lo pequeño, desde lo cotidiano, hasta acercarnos al sufrimiento individual que compartieron muchísimas personas. Sin duda, es un escritor al que debemos volver con cierta rutina para redescubrir la importancia del contar.

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Comentarios1

  • Edna Diaz

    Realmente yo conocía este autor,pero es alucinante ver como la Guerra destruye las emociones de un pueblo. ¡ Qué penoso es!



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