Hace unos días publiqué el primero de un conjunto de textos en torno al trastorno bipolar. Una de las cosas que me propongo analizar y que encaro especialmente en la entrega de hoy es el vínculo que siempre se ha mostrado entre trastorno bipolar y genialidad. La idea de que quienes tienen este desorden obligatoriamente son personas capaces de reformular el mundo del arte resulta tanto esperanzador como asquerosamente romántico, porque esconde lo difícil que puede ser para estas personas sobrellevar sus altibajos emocionales.
Trastorno bipolar y genialidad
Epifanías que llevan a momentos de intenso trabajo donde la creatividad explota y explora terrenos inimaginados hasta ese momento. Pero el clímax de la creatividad se viene abajo cuando el creador consciente de sus limitaciones comienza a caer. Entonces viene el infierno, la depresión que arrasa con la buena voluntad de la hipomanía y que destruye toda esperanza de construir algo. Muy brevemente, de esta forma podríamos describir las diversas fases que caracterizan el Trastorno Bipolar.
Según diversos estudios, se cree que más de la mitad de las personas que han sido diagnosticadas con Trastorno Bipolar del Afecto son artistas o intelectuales. Esto ha llevado a creer que se encontraba relacionada directamente con la creatividad, sin embargo, no es una afirmación que se continúe teniendo por válida.
El psicoanalista Darian Leader, la presenta como la enfermedad mental de nuestra era en su ensayo «Estrictamente bipolar» editado por Sexto Piso. En dicho libro postula que así como la ansiedad fue la patología característica de los ochenta y la depresión protagonizó los trastornos mentales de los años noventa, la bipolaridad es el malestar emocional de nuestra época ruidosa y cambiante.
Existe en este punto un tema interesante. Antiguamente la persona afectada por esta patología recibía el nombre de maniacodepresiva debido a que el trastorno se analizaba no desde el comportamiento sino desde las fluctuaciones profundas de los procesos que afectaban dicho comportamiento.
Leader prefiere esa calificación en lugar de ‘bipolaridad’ donde el foco está puesto en el comportamiento y parece no haber un interés en tratar lo que sucede de fondo, lo que provoca ese comportamiento. Vivimos en una época en la que la psiquiatría se limita estrictamente a la normalización y no al trato delicado de cada paciente con su determinada patología y experiencia vital.
Por otro lado, Leader niega esa conexión que siempre se ha hecho entre bipolaridad y genialidad: como si todos los que tienen este trastorno estuvieron destinados a ser genios o a producir genialidades en sus momentos de euforia. Asimismo, señala que el tiempo es la clave y que, desgraciadamente, en esta época de vértigo, es lo que escasea. El tiempo es vital para conocer a qué se debe la aparición de la bipolaridad en cada individuo y poder, en base a eso, encontrar el modo de tratarla; porque no podemos seguir apoyando la idea de que para todos los casos existe una cura mágica-común.

Soledad, literatura y trastorno bipolar
Son muchos los nombres que pueblan el mundo de las letras que se asocian con el Trastorno Bipolar. Algunos de ellos con descripciones psicológicas bastante contundentes, otros con experiencias vitales que cuentan con detalles que pueden llevarlos a pertenecer a este grupo. Entre ellos comparten el haber experimentado momentos de mucha euforia en la que han sido capaces de componer obras llamativas, acompañados de largos períodos de de depresión.
Es posible que el estado de hipomanía colabore con sus obras, porque es un momento de intensa actividadcerebral que bien usado puede devenir en interesantes resultados. Esto significa que ya teniendo las capacidades y el talento supieron explotarlo intensamente en este estado.
Sin embargo, después de toda gran explosión puede venir una caída en picada funesta. Triste sería enlazar la genialidad de estos personajes con la bipolaridad y darle a ésta un matuz positivo que no tiene. En todo caso, conocer el diagnóstico puede servirnos para entenderlos un poco más, y en ellos a los que habitan nuestro tiempo y que no pueden escapar de las garras afiladas de un trastorno que se lo come todo a su paso, hasta dejarnos completamente aislados y solitarios.
En la próxima y última entrega del ciclo abordaré la biografía de diversos escritores que han sufrido este trastorno. La mirada de los lectores sobre sus obras han despertado el interés de la psiquiatría para intentar dilucidar lo que de cierto haya en la voz sufriente de quienes escriben. Sus vidas, sin embargo, fueron dolorosas y estuvieron dominadas por los altibajos que provoca un trastorno como el bipolar, que obliga a la reclusión porque vivimos (y siempre ha sido así) en un mundo que no entiende ni le interesa entender cómo vive realmente quien carga con este tipo de problemas.
