Yo no creo en las calificaciones o categorizaciones académicas de lo que es poesía. Creo que son demasiado literarias, que están fuera de la realidad. Es indiferente utilizar verso libre o verso rimado, es indiferente la métrica… Esto son sólo recursos que posee el/la poeta para expresarse. Las nociones técnicas son útiles, igual que son útiles los destornilladores y las llaves inglesas. Quizá la comparación sea un poco bestia, pero creo que es gráfica. La medida ayuda al ritmo, por ejemplo. Las metáforas crean imágenes. La aliteración ayuda a la musicalidad. Y así podríamos seguir enumerando distintas figuras retóricas. Conocerlas es necesario, como para un mecánico es necesario tener las herramientas para trabajar. Pero el mecánico, a parte de tener sus herramientas, tiene un conocimiento. Por mucho que a mi me dieran martillos y alicates no podría arreglar el motor de un coche. Con la poesía pasa lo mismo. Puedo conocer la métrica, – el verso libre también suele utilizar métrica aunque no la rima – puedo conocer la metáfora, la sinestesia, la anáfora… pero debo saber cómo utilizarlas. Los talleres poéticos o las buenas tertulias ayudan a saber utilizar las herramientas. Entonces ya sé arreglar un motor. Pero todavía no es suficiente, pues debo aprender a crear el motor. Y eso, para bien o para mal, no hay nadie que lo enseñe. No se puede enseñar. Hay otra clave, leer mucho. Leer mucha poesía, de todas clases, poetas y épocas.
La poesía nace de un sentimiento, eso está fuera de duda. Mis poemarios han nacido de sentimientos diferentes, cada sentimiento ha creado un poemario. Mejor dicho, de cada sentimiento ha surgido un poemario distinto. Esto pertenece al campo de lo que podríamos llamar inspiración. Pero después es un hecho intelectual, racional. Es la mente la que configura los poemas, la que los escribe, impulsada por una emoción que, para poder expresarse poéticamente, utiliza inconscientemente toda una serie de recursos y todo un bagaje de lecturas.
Yo sí creo en la selección, un sentimiento muy intenso puede crear un poema pero eso no quiere decir que el poema sea bueno. He escrito poemas así que han quedado para mis papeles personales, porque no tenían calidad.
Yo creo que la buena poesía se distingue de la mala, en que la buena ha sabido atrapar, ha sabido expresar, ha sabido desvelar lo oculto, ha enriquecido la realidad.
Ese es mi criterio.