«Salsa», de Clara Obligado —Editorial Entre Ambos—

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Salsa, la nueva novela de Clara Obligado, publicada por Entre Ambos Ediciones
 No es tarde ni temprano, un fragmento de nada. El último libro de Clara Obligado «Salsa» (Entre Ambos) es una novela que se construye desde ese vacío; de la ausencia hacia el deseo de la apropiación (del territorio, del lenguaje, de las formas). A través de personajes variopintos Obligado reflexiona sobre el peso y las consecuencias de la extranjería (y las muchas formas que caben en un mismo concepto). Y lo hace ofreciéndonos un universo realista donde música, literatura y amor sirven como hilos conductores (o abrazadores) de la vida.
 
 

Los héroes han muerto

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«Salsa» se caracteriza por ofrecernos muchas historias que se pelean por hacerse con el protagonismo. Esta es una de las cosas que la vuelven interesante, porque presenta una ruptura con el estilo clásico de la narrativa: aquí todos los personajes son importantes y la autora se ocupa con mimo de cada uno de ellos. Sin héroes, la literatura se convierte en un espacio donde ocurren pocas cosas pero donde se vuelve posible (y cercana) la autorreferencia y la búsqueda. Por otro lado, y quizá, en un intento de emular la vida, Obligado se aferra a personajes casi anodinos, sin demasiadas expectativas, pero con ganas de disfrutar de la existencia dando rienda suelta al deseo. Esto le aporta al libro realismo y consigue que nos enganchemos en su lectura.

Tenemos así a Viviana (una escritora argentina que vive en Madrid y que intenta publicar sus libros sin éxito de un lado y otro del charco), a Jamaica (dueña de un bar donde enseñan a bailar salsa), a Gloria (una mujer casada que lucha con todas sus fuerzas por mantenerse fiel resultándole cada vez más difícil), a Margarita (una escritora sesentona que intenta concentrarse con todas sus fuerzas pero el deseo de vivir le pesa demasiado y la lleva a frustrarse y a estancarse en su oficio) y a Omara (una mujer con cierta tendencia al misticismo que dice ser médium y conectar con una realidad que a los otros se les escapa). Todas mujeres que viven-luchan, bailan-escriben y sonríen. Y entre todas ellas aparecen algunos hombres (detalle: esta vez el decorado no somos nosotras) con quienes se dan una serie de conflictos amorosos y filiales que sirven de hilo conductor.

Pienso que mantener el pulso de la historia prescindiendo de grandes acontecimientos es uno de los grandes desafíos que asume Clara, porque pese al riesgo que esto representa –que la historia pierda fuerza por no poder apoyarse en grandes hitos–, consigue enlazar de forma contundente a los personajes.

Me ha gustado especialmente que escoja un discurso que toma elementos de ciertas tramas y tensiones que esgrimen las telenovelas latinoamericanas, donde amor, intriga, herencia y dinero sirven de impulso a las historias. Que la comida, la música y los lugares ocupen un lugar protagónico en la historia y colaboren con los colores de la trama, me parece que afirma mi teoría.

Asimismo hay una resignificación de la importancia de los pequeños momentos, de los actos que pasan a simple vista desapercibidos pero que son cruciales en nuestra supervivencia. Apoyándose en esto, Obligado reflexiona en torno al peso de la maternidad en la vida de las mujeres que quieren algo más de su vida que ser esposas y madres. Hay un fragmento maravilloso que relata una tarde en la vida de una madre, que se centra en las mínimas-inmensas dificultades que supone intentar tan sólo salir a la plaza con el niño. Con un remate fabuloso en el que la figura del hombre, siempre tan hábil para entender la vida de los otros, aparece con su insolencia y su indiferencia respecto a las difíciles pruebas que supone llevar adelante una casa y criar a un hijo.

La extrañeza y la migración

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La extranjería es uno de los temas fundamentales de la obra de Clara y en «Salsa» la aborda desde una esquina, con algo de humor y un poco de ternura y realismo. La inmigración es una de las características que comparten los personajes, es decir, una de las causas fundamentales que les convierten en aquello que son. La extranjería que nos raja y nos deja en una especie de limbo del que no sabemos para qué lado tirar, y si hay casa a la que llamar hogar. Pero la mirada de Clara no es para nada melancólica o dramática sino que, por el contrario, trabaja con un discurso y un tono realista. Porque desde la pérdida se escribe bien sobre el pasado pero no sirve esa mirada para construir futuro, y es una de las intenciones de la escritura de Obligado la luz-esperanza puesta en una identidad desprendida del terruño y del país al que se emigra.

La extranjería se ve aquí atravesada por la imagen de Felicitas Coliqueo, que es el seudónimo que usa Viviana para firmar sus libros, y que le sirve para seguir ligada a esa tierra nativa de lonkos y vicuñas siendo todo una española. A través de este nombre, Obligado establece un lazo entre la herencia nativa y europea que para muchos es el símbolo de identidad de los argentinos. Además, Felicitas le servirá para vincular a varios de sus personajes y presentar una subtrama entretenida con algo de humor y también reflexión.

«Salsa» se centra en las emociones de los personajes desde las que van apareciendo y desentramándose los hilos de la historia. Aquí reside para mí uno de los puntos más interesantes del libro: la mirada puesta en los detalles. Un ritmo, una canción, un aroma, una flor, una llave, le sirven a Obligado para darle pulso a la historia, para relacionar experiencias y personajes. Como si se tratara de la construcción de un rompecabezas, todos los personajes van encajando y lo hacen a través de esos pequeños detalles.

Escritura y paisaje

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Lo más interesante de este libro es, sin embargo, la reflexión que ofrece sobre una nueva narrativa, algo ninguneada pero certera, que es la que se construye desde el exilio; tan alejada de los cánones de Latinoamérica y también de los que guían el mapa literario en España. Una nueva narrativa que se afirma en una orilla que es extrañeza y que puja por darle a la identidad un giro, por crear una nueva patria.

Y aquí viene lo mejor: como imagen contundente para dibujar ese nuevo espacio desde el que se escribe nos ofrece ese lugar que es Los Bongoseros de Brastilava, un bar en el que confluyen todos los personajes y se sienten amigos-hermanos, un espacio donde el lenguaje se construye partiendo del mestizaje, un sitio en el que se reúnen los personajes de la novela a bailar salsa y que es un lugar nuevo que los hermana aunque vengan de diferentes sitios. ¡Me ha encantando esta imagen de referencia hacia la unión desde la extranjería!

Hay también una interesante reflexión en torno a cómo cambiamos con el viaje, y cómo con él también cambian los países, las culturas; lo que viene a decirnos que nada es tan estricto como nos hacen creer. Y ese mismo lenguaje, que es tan claro por un lado también es extraño y nos aleja; hasta llegar a ese punto en que las palabras ya no significan lo que representan, porque vienen cargadas de pasado y de melancolía. Y desde esa extrañeza se vuelve difícil lo sencillo, lo más sencillo, como el amor.

Estas ideas se hallan muy bien trabajadas en el personaje de Viviana (que es el que más me ha interesado desde el punto de vista narrativo). Su forma de pensarse y de relacionarse con el mundo desde un lenguaje mixto, desde la confrontación de las palabras y sus significados de uno y otro lado del océano, me parece uno de los grandes logros de este libro. He disfrutado mucho, reído y reflexionado gracias a este personaje.

Hay un interesante fragmento en el que la escritora habla con su editor de Buenos Aires acerca de un manuscrito que le ha hecho leer intentando que se lo publique. Él dice que es imposible de vender en Argentina por el lenguaje. La idea que se dibuja en la mente de la escritora a lo largo de esta conversación me parece el reflejo de ese limbo en el que habitan muchísimas (sobre todo mujeres) escritoras latinoamericanas que no hallan hueco en el mundo editorial de su país de origen pero tampoco lo encuentran en la patria por adopción. Porque en España eres demasiado argentina y para los argentinos sos gallega, que viene a ser española, que diría Viviana con sus paréntesis y sus dudas.

Viviana, que firma como Felicitas Coliqueo, se encuentra dividida entre dos tierras que se pelean por no reconocerla como propia, como hija, que intentan hacerle ver lo extraña que es por haberse ido o por haber llegado: esa relación de emigración-inmigración que nos convierte en criaturas ajenas a todo lo conocido y por conocer. Esa sensación de orfandad flota y es uno de los temas centrales de «Salsa» y creo que se halla muy bien trabajado.

Te animo a leer «Salsa» para disfrutar de una colorida y entretenida historia.

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SALSA
Clara Obligado
Entre Ambos
9788416379125
240 páginas
18,50 €



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