Relectura de «Nosotros» de Yevgueni Zamiatin

Recomendamos la lectura de «Nosotros» de Yevgueni Zamiatin.

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En estos días me han venido imágenes y situaciones de la gran novela de Yevgueni Zamiatin, «Nosotros», que me han llevado a releer algunos fragmentos del libro. He pensado que no viene mal recuperarla en estos tiempos difíciles que atravesamos, para pensarnos mejor y no convertirnos en siervos de un sistema al que no le importamos.
 
 
 

La gran novela de la ciencia ficción

Antes del ciberpunk existieron autores que supieron trabajar sobre la fantasía y lo distópico, antes de que las imágenes del cine avanzaran sobre nuestra memoria. La ciencia ficción, que es seguramente el gran género literario de los últimos dos siglos, fue creando mundos posibles donde mirarnos y reflexionar acerca del nuestro.

La ciencia ficción se relaciona con la literatura anglosajona, sin embargo, muchos de los autores que supieron sentar sus bases eran extranjeros. Uno de los autores fundamentales de este género, fue Yevgueni Zamiatin, un escritor ruso que se refugió en Reino Unido durante la Guerra Civil. En esta situación de orfandad escribió su novela, «Nosotros», que se convertiría en un hecho insólito para la literatura universal. Como la novela vio la luz en inglés, y durante mucho tiempo sólo pudo leerse en este idioma, se la considera parte de la literatura inglesa, aunque evidentemente, y al leerla lo entendemos, tiene mucho de la cultura rusa y sobre todo, de la situación social que se vivió allí durante la época de la Revolución.

Me da la sensación de que se habla poco de «Nosotros» de Yevgueni Zamiatin, que no aparece como una de esas novelas icónicas del género. Y eso me resulta sumamente llamativo, porque es una novela extraordinaria que les sirvió de pie a grandes novelistas para construir obras inolvidables. Y menciono a Ursula K. Le Guin, Ray Bradbury y George Orwell, aunque podría señalar a casi cualquier autora o autor contemporáneo que se dedique al género.

Sistema y represión

«Nosotros» se ambienta en el 3000 y nos presenta una sociedad adormecida y dócil. El Gran Bienhechor, la autoridad máxima de ese universo, todo lo sabe y lo controla. La autoridad reprime al pueblo. El pueblo obedece al Estado. La vida consiste en producir y callarse, abandonándose a los brazos de un sistema que aparentemente funciona pero que cercena la voluntad y las necesidades reales de los individuos.

Lo curioso de esta novela, con un nombre tan hermoso y tan dulce en su título original, es que tardó medio siglo en publicarse en Rusia debido a los problemas de censura. Y aunque Zamiatin ya había escrito novelas anteriores en ruso, debido a la censura decidió exiliarse en Inglaterra donde consiguió publicar esta maravillosa historia y convertirse en un autor reconocido.

Algunas de las ideas que atraviesan la novela se encuentran inspiradas en la situación civil de la Revolución Rusa, y en particular de experiencias de censura y encarcelamiento que el propio Zamiatin experimentó. Por eso, al leerlo es difícil no sentirse sacudido por la escritura y la voz de Zamiatin.

La principal razón por la que ha venido a mí esta novela es por la falta de intimidad de los habitantes de ese mundo. En la ciudad de cristal todo sucede a la vista de todos; nadie puede actuar sin que otro se entere, y que sus actos generen una consecuencia. Ese ahogo por la sensación de no estar nunca solos se parece un poco a nuestro tiempo hiperconectado, en el que todos yacemos a la vista de todos.

El Estado como autoridad máxima, y la forma en la que opera, tampoco difiere tanto de nuestro tiempo en el que no somos capaces de hacer algo colectivo bien si no hay un organismo institucional controlando nuestras acciones. Todo eso supo verlo Zamiatin y narrarlo de forma extraordinaria.

Y otra cosa que me gustaría señalar de esta novela es cómo Zamiatin comienza planteando un mundo aparentemente tranquilo, en paz, ordenado, pero en cuanto avanzamos un poco vemos que la forma en la que eso se ha conseguido ha sido a través de la violencia y la represión. En lugar de individuos, hay números, en lugar de estímulos y experiencias íntimas, hay producción, ¿te suena de algo?

Pero hay luz, siempre hay luz en la literatura si sabemos buscarlo. En este caso, lo que podemos llevarnos es la idea de que por mucho que intenten controlarnos y aplastarnos, siempre puede surgir una nueva revolución; podemos ser (hacer) nosotros esa revolución.



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