Las obras de teatro más singulares de Federico García Lorca

Hablar de las obras teatrales de Lorca es hacer referencia obligada a clásicos de la literatura como Bodas de sangre (1933) o La casa de Bernarda Alba (1936). Esas son de las más conocidas junto a Yerma (1934).

No obstante, no hay que pasar por alto que en su bibliografía hay otros trabajos que quizás no son tan afamados, pero que resultan singulares así como interesantes para ser leídos. En concreto, nos estamos refiriendo a algunos tales como estos:

Retablillo de Don Cristóbal

En el año 1930 fue cuando se procedió a publicar esta obra que el autor citado realizó fundamentalmente como farsa para guiñol. Su título completo es Los títeres de cachiporra. Tragicomedia de Don Cristóbal y la Señá Rosita. Farsa guiñolesca en seis cuadros y una advertencia.

La historia nos presenta a un hombre adinerado, Don Cristóbal, que destaca también por ser muy maleducado y un verdadero bruto. Este desea casarse con una joven guapa y eso hará que llegue a un acuerdo con la madre de Doña Rosita, para que contraiga matrimonio con la hija de esa.

Esos dos personajes se convertirán en marido y mujer. Sin embargo, esta, de manera frecuente, engañará a su esposo y mantendrá encuentros con sus amantes que le llevarán a convertirse en madre de cinco hijos. Una situación que poco después será descubierta por Don Cristóbal y que propiciará que se generen hechos que resultan complicados y rocambolescos.

Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín

En el año 1933 fue cuando se produjo la publicación de esta obra de teatro de Federico García Lorca, que puede calificarse como tragicomedia. Y es que cuenta cómo el amor puede traer consigo tanto la felicidad como la desgracia.

La historia da comienzo cuando un hombre mayor llamado don Perlimplín acuerda casarse con la hija de su vecina, Belisa. El matrimonio llega a tener lugar y en la misma noche de bodas el marido consigue enamorarse de su esposa. Sin embargo, esta no dudará en serle infiel en esa misma noche y con un total de hasta cinco varones diferentes, uno de cada continente.

Todo se complicará cuando aparezca un hombre que decide amar a la joven y esta quiera encontrarse con él. El marido parece comprensivo y opta por ayudar a esa ser feliz. De ahí que permita que su esposa vaya a encontrarse con el supuesto amado. Determinadas situaciones posteriores son las que permitirán descubrir la verdadera identidad del “amado enmascarado”, que sorprenderá a todos.

Doña Rosita la soltera

La última obra de teatro estrenada en vida de Lorca fue esta, que vio la luz en el año 1935. Cuenta que Rosita y su primo, que están enamorados, tienen que separarse. Y es que este tiene que marcharse a vivir a Argentina. No obstante, se irá estableciéndole una promesa de amor eterno e incluso una futura boda.

La distancia será realmente dura para ambos y especialmente para ella, que, sin embargo, encontrará consuelo en las constantes cartas de amor que aquel le manda.

¿Las conocías?



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