Las rarezas de los escritores

Todos los humanos tenemos manías, gustos particulares y costumbres que, para otros pueden resultar extraordinarias pero, para nosotros no lo son.

Cuando leemos las biografías de ciertos autores nos encontramos conque también ellos tenían ciertos hábitos que los volvían más auténticos o característicos. En este artículo recorreremos algunas de las rarezas de aquellos escritores.

Entre Dostoyevski, Carroll y London

Aún los autores más célebres y extraordinarios vivían y revelaron tener manías y costumbres un tanto curiosas. Sus confesiones han quedado anegadas como esas cuestiones anecdóticas ligadas a las letras que las enriquecen y nos ayudan a ver, detrás de los grandes hombres y mujeres, personas comunes y corrientes con sus problemas y sus vidas.

Existen muchos lugares donde nacer: casas, mansiones, hoteles, hospitales, cabañas, etc… sin embargo, al interiorizarnos en la vida de Fédor Dostoyevski, uno de los más increíbles escritores rusos lo primero que nos sorprende es saber que nació en un manicomio, donde en ese momento trabajaba su padre.

Quizás al conocer este dato podemos entender con mayor profundidad el gran interés que para el autor siempre tuvieron las enfermedades mentales, siendo que se encontró con personas de diversas patologías al apenas abrir los ojos; los historiadores aseguran que este hecho fue decisivo en su vida y en su obra.

Otro autor cuya realidad familiar fue sumamente particular fue Lewis Carroll; de todos es sabido que sufría tartamudez pero ¿sabían que el resto de sus hermanos (en total eran 11) también eran tartamudos? También se sabe que padeció sordera durante sus primeros años de vida y se cree que fue obligado a escribir con la mano derecha, cuando en realidad era zurdo, siendo presionado para corregir su propia naturaleza.

Si bien su tartamudez le impidió a Lewis ingresar en el seminario, ninguno de estos problemas que marcaron tanto su infancia significaron un freno para que Carroll se entregara a la lectura fervorosamente y escribiera «Alicia en el país de las maravillas», una de las obras más revolucionarias de su tiempo que marcaría un antes y un después en la literatura infantil.

Por continuar con las curiosidades de las infancias de ciertos autores, podemos acercarnos a la vida de Jack London, el preciosísimo autor de «El llamado de la selva» y «Colmillo blanco». Nació en una familia con muy bajos recursos y siendo un niño tuvo que emplearse en diversos trabajos bastante duros y en su tiempo libre leía novelas en la biblioteca.

Allí se encontró con «Signa», una novela sobre un niño que sin haber recibido ninguna educación se había convertido en un compositor famoso, Jack se sintió tan identificado con ese protagonista, que se puso en camino persiguiendo su propio sueño: convertirse en un escritor importante. ¡Y vaya si no lo consiguió!

¿Coincidencias o causalidades?

¿Y qué hay de la fechas coincidentes entre Miguel de Cervantes y William Shakespeare? Ambos son considerados el los mejores autores de la literatura hispana y anglosajona respectivamente y fallecieron el mismo día, el 23 de abril de 1616.

Mark Twain es otro escritor del que sorprenden ciertas curiosidades del día de su muerte. En su caso, las fechas curiosas son tanto la de su nacimiento como la de deceso. Nació el 30 de noviembre de 1835, dos semanas antes de que el Cometa Halley realizara su máximo acercamiento a la Tierra y falleció el 21 de abril de 1910, un día después del nuevo acercamiento de este cometa. El propio autor había escrito un año antes:

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Aislamiento y costumbres literarias

Y no podemos olvidarnos de la hoy tan famosa y admirada Emily Dickinson que posee una de las mayores curiosidades que puedan interesarnos de un autor. Haberse pasado la vida escribiendo, sin dar a conocer sus trabajos, muriendo en el más absoluto anonimato.

Cuando falleció, encontraron en su habitación varias cajas debajo de su cama repletas de cuadernos, perfectamente etiquetados, donde había guardado sus poesías cuidadosamente. Cabe mencionar que pasó la mayor parte de su vida encerrada e una habitación de la casa que su padre tenía en Amherst.

Otro autor amigo de la soledad y el encierro era Balzac, quien para crear se aislaba en su dormitorio, cerrando todas las cortinas de la habitación para ignorar el paso del tiempo (llegaba a no ser consciente de si era de día o de noche) y, aunque no tomaba ni vino ni licor alguno, bebía cantidades peligrosas de café.

Y, si de costumbres literarias se trata, no podemos dejar de mencionar al autor Paul Valéry, quien en varias ocasiones afirmó que su costumbre, la cual cumplía a raja tabla, era escribir todos los días en el intervalo horario que va de las 4 a las 7 de la mañana. Decía que lo hacía porque consideraba que éste era el momento del día apto para la creación y la inspiración porque era «la hora pura y profunda».

Y para terminar, les mostraré una última rareza, sumamente curiosa. ¿Saben por qué el Mago de Oz se llama así? Pues porque su autor, Frank Baum, mientras se hallaba escribiendo esa tremenda historia se inspiró en un cajón del archivador de su oficina, justamente en la etiqueta que indicaba «O-Z».

Comentarios5

  • Elsy Alpire Vaca

    Hermoso como valioso artículo, pues nos informa sobre las particularidades de algunos célebres escritores. Muy ilustrativo, mil gracias.

  • ZAHADY

    Interesantísimas vivencias de estos grandes escritores.

  • jureme

    en estas rarezas o curiocidades,puedo concluir que lo que hace grande a los hombres, no son su status, ni los medios de que puedan disponer para su vivir.sino la voluntad , la constancia y el empeño, que se pone en el logro de sus propositos

  • Ramon33

    Notables ejemplos de vocación: no desean más que escribir a pesar de cualquier dificultad, su pasión es ésa y su felicidad también, no se conciben haciendo otra cosa; su infelicidad estriba en no poder hacerlo o hacerlo en forma limitada.Dignos de imitación. OK?

  • Elia-Zabetha

    Me gusta, sería perfecto tener más curiosidades de los grandes de las letras 🙂



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