William Shakespeare

William Shakespeare nació en Stratford on Avon (Reino Unido) en 1564 en el seno de una familia bien posicionada; pese a ello, abandonó la escuela a temprana edad porque su padre tuvo grandes dificultades económicas y políticas.
Existen muchas leyendas en torno a la vida de este escritor, la más popular dice que en realidad William no escribía sus textos, sino que era el rostro de un escritor que deseaba quedar en el anonimato, todo esto ha sido alimentado por la inexistente correspondencia del autor, resulta raro creer que tan sólo escribió versos e historias.
Entre sus obras poéticas puede mencionarse "La violación de Lucrecia"; también fue autor de un grupo numeroso de comedias, que lograron gran popularidad en la época y consiguieron dotar al teatro de una naturalidad inusual para su tiempo. Además, escribió varias tragedias como "Romeo y Julieta" y "Hamlet", tocando interesantes y profundos temas y obteniendo un caluroso recibimiento por parte del público. En nuestra web podrás leer algunos de sus poemas, tales como "Cuando en sesiones dulces y calladas", "De los hermosos el retoño ansiamos" y "No dejes, pues, sin destilar tu savia".
Shakespeare falleció el 3 de mayo de 1616; un dato curioso es que, habiendo sido reconocido como el mejor escritor anglosajón, su muerte tuvo lugar el mismo año que la de Cervantes, el escritor español más grande de todos los tiempos.

Poemas de William Shakespeare

Seleccionamos del listado de arriba, estos poemas de William Shakespeare:

A un día de verano compararte

¿A un día de verano compararte?
Más hermosura y suavidad posees.
Tiembla el brote de mayo bajo el viento
y el estío no dura casi nada.

A veces demasiado brilla el ojo solar
y otras su tez de oro se apaga;
toda belleza alguna vez declina,
ajada por la suerte o por el tiempo.

Pero eterno será el verano tuyo.
No perderás la gracia, ni la Muerte
se jactará de ensombrecer tus pasos

cuando crezcas en versos inmortales.
Vivirás mientras alguien vea y sienta
y esto pueda vivir y te dé vida.

(Versión de Alejandro Araoz Fraser)

Cuando en sesiones dulces y calladas...

Cuando en sesiones dulces y calladas
hago comparecer a los recuerdos,
suspiro por lo mucho que he deseado
y lloro el bello tiempo que he perdido,

la aridez de los ojos se me inunda
por los que envuelve la infinita noche
y renuevo el plañir de amores muertos
y gimo por imágenes borradas.

Así, afligido por remotas penas,
puedo de mis dolores ya sufridos
la cuenta rehacer, uno por uno,

y volver a pagar lo ya pagado.
Pero si entonces pienso en ti, mis pérdidas
se compensan, y cede mi amargura.

(Versión de Alejandro Araoz Fraser)

Las horas que gentiles compusieron...

Las horas que gentiles compusieron
tal visión para encanto de los ojos,
sus tiranos serán cuando destruyan
una belleza de suprema gracia:

porque el tiempo incansable, en torvo invierno,
muda al verano que en su seno arruina;
la savia hiela y el follaje esparce
y a la hermosura agosta entre la nieve.

Si no quedara la estival esencia,
en muros de cristal cautivo líquido,
la belleza y su fruto morirían

sin dejar ni el recuerdo de su forma.
Mas la flor destilada, hasta en invierno,
su ornato pierde y en perfume vive.

Cuando pienso que todo cuanto crece...

Cuando pienso que todo cuanto crece
dura en su perfección un breve instante,
como de la mañana el sol radiante
que, al avanzar la tarde, se oscurece;

cuando miro que todo se envejece
como flor mañanera y rozagante
que pronto se deshoja, agonizante,
y al morir el crepúsculo perece;

se aflige mi alma y por tu suerte llora;
mas todo cuanto pierdes en frescura,
con sus matices el ensueño dora,

y a medida que el tiempo tu hermosura
con implacable saña decolora,
con desquite, mi amor te transfigura.

Derrochador de encanto

Derrochador de encanto, ¿por qué gastas
en ti mismo tu herencia de hermosura?
Naturaleza presta y no regala,
y, generosa, presta al generoso.

Luego, bello egoísta, ¿por qué abusas
de lo que se te dio para que dieras?
Avaro sin provecho, ¿por qué empleas
suma tan grande, si vivir no logras?

Al comerciar así sólo contigo,
defraudas de ti mismo a lo más dulce.
Cuando te llamen a partir, ¿qué saldo

podrás dejar que sea tolerable?
Tu belleza sin uso irá a la tumba;
usada, hubiera sido tu albacea.

¡Ve! si en oriente la graciosa luz...

¡Ve! si en oriente la graciosa luz
su cabeza flamígera levanta,
los ojos de los hombres, sus vasallos,
con miradas le rinden homenaje.

Y mientras sube al escarpado cielo,
como un joven robusto en su edad media,
lo siguen venerando las miradas
que su dorada procesión escoltan.

Pero cuando en su carro fatigado
deja la cumbre y abandona al día,
apártanse los ojos antes fieles,

del anciano y su marcha declinante.
Así tú, al declinar sin ser mirado,
si no tienes un hijo, morirás.

Línea del tiempo

Haz click en cada ítem para ver más información

William Shakespeare Contexto histórico

Mapa de tiempo

Haz click en el botón para revelar el mapa del tiempo