La Semillera se queda


 
 
Algunos proyectos no deberían apagarse nunca. Algunos proyectos son de todas y todas debemos trabajar para que no se apaguen. Va aquí mi pequeño granito de arena para que juntas consigamos que no se extinga el brote de La Semillera, ese hermoso proyecto de María Sotomayor.
 
 

María, no te rindas

Esta mañana mientras leía las noticias del día y del mundo del libro como cada día, me desayuné esta noticia: la librería de Madrid La Semillera podría cerrar sus puertas. –¿No se cansan de leer noticias así cada día?– La historia realmente me conmovió. ¿Quién no ha tenido días y años duros, ésos en los que lo único que te hace falta es una bala o un abrazo? ¿Quién no ha pedido –o no ha encontrado el modo de hacerlo– auxilio de alguna forma? Quienes no hayan estado en esta situación igual no me entiendan. Igual no entiendan por qué sin conocer a María, sin haberla leído, sin haberme cruzado siquiera con ella me haya sentido representada por su pedido de auxilio. El mundo arrasa con las personas que más falta nos hacen; eso le conviene al sistema. Pero a nosotras no. ¡Y atención con esto!

La carta de María me parece sincera, y me ha hecho llorar. Y esto ha derivado en aparcar el texto que había escrito para publicar hoy y lanzarme en un aullido para apoyar a esta compañera. Su carta comienza así.

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La Semillera, ese bello proyecto en el que María había puesto toda su ilusión fue quien pagó las consecuencias de numerosos reveses que le dio la vida a nuestra compañera. A causa de problemas de salud y emocionales tuvo que cerrarla durante largos períodos, lo que repercutió en deudas e inestabilidad. María necesita nuestra ayuda, y nosotros necesitamos de proyectos como éste para sobrevivir al capitalismo que se quiere comer los buenos emprendimientos. En un mundo donde las únicas que triunfan son las corporaciones sólo un cambio de actitud por nuestra parte y el apoyo a los pequeños comerciantes y a los proyectos barriales hechos a pulmón, puede salvarnos. Es la única manera de cambiar el paradigma a través del cual se rige nuestra sociedad.

La librería La Semillera nació hace dos años en Madrid con el objetivo de ofrecerse como un punto de encuentro para lectores y lectoras con ilustradoras y autores y autoras. Entre las cosas bonitas a destacar es que en su establecimiento los animales no humanos son bienvenidos y que cuentan con un hermoso jardincito para disfrutar del buen tiempo. Es decir, lo que viene a ser un bonito rincón para gozar de lectura, afecto y buenos momentos. Ah, además, se pueden comprar libros. ¿Podemos permitirnos que un sitio así cierre?

Foto: La Semillera

¿Por qué voy a apoyar yo este proyecto?

Uno de mis objetivos a través de mi trabajo consiste en visibilizar esos libros y esos proyectos que a simple vista no pueden ser masivos, porque creo que apoyando esos emprendimientos es cuando estamos construyendo mundo. Por eso creí necesario escribir sobre La Semillera y los tropiezos que está sufriendo. Por eso, cuando leí la historia de María sentí el impulso de escribir esto. Seguramente el cierre de las librerías es una de las sintomatologías de la realidad en el mundo del libro. Y contra ella, para curarla, necesitamos escribir y apoyar los proyectos que defienden la literatura.

Toda esta historia, la trayectoria y el proyecto puedes conocerlo a través de las redes sociales. ¡Encuentra a La Semillera en Facebook, Twitter e Instagram!

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Así termina la carta de María. No dejemos que se rinda. Démosle buenas razones para seguir peleando por La Semillera y por el libro. Nunca es suficiente lo que se hace en difundir la esperanza. En un mundo tan oscuro, todos somos responsable de la cantidad de luz que aportemos.

Y no dejemos que la literatura sea sólo trabajo que hacen los otros y otras; involucrémonos para hacer de los libros un espacio en el que quedarnos y para que proyectos bonitos como La Semillera no cierren sus puertas. Porque hay un mundo de textos a nuestra disposición, llenos de música, de pensamientos, y de retáculos de huida. Si quieres colaborar con la supervivencia de La Semillera, puedes hacerlo difundiendo este proyecto de autogestión.

¡La Semillera se queda!

Foto: La Semillera



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