La poesía de Nazik Al Malaika

El 20 de junio de 2007 falleció en El Cairo la poeta Nazik Al Malaika, una de las voces más relevantes de la poesía árabe de mitad de siglo que vino a conquistar el mundo de las letras con un poema disruptivo absolutamente, no sólo en su estructura sino en la temática que planteaba. Se tituló «Cólera» y en aquel 1949, cuando vio la luz, se convirtió en el poema que abriría nuevos caminos para la estética de la poesía árabe de aquel entonces. Nazik es una mujer con una fuerza impresionante y justamente hoy que es el día de su aniversario, he pensando que mal no vendría recordarla, haciendo un brevísimo recorrido por su obra.

Breve biografía de Nazik Al Malaika

Nazik Al Malaika vino al mundo en Bagdad, en agosto de 1923. La influencia de sus progenitores, ambos apasionados de las letras, fue crucial para que desde pequeña desarrollara un inexorable gusto (u obsesión) por la literatura. Tan es así que su tesis universitaria gira en torno a las diversas escuelas de gramática de la lengua árabe.

Su desarrollo artístico, sin embargo, no estuvo únicamente ligado a la literatura, también estudió música y en su poesía perviven varias imágenes que evocan un jardín en el que alguien se sienta a tocar el laúd y que, aparentemente, hacen referencia a esas experiencias musicales que tuvo Nazik a lo largo de su infancia y adolescencia.

Sus ideas políticas y liberales la llevan a autoexiliarse en Beirut cuando se proclama la República de Irak. No obstante, cuando en los noventa Saddam Hussein invade el Líbano, Nazik regresa a Badgad, aunque no por mucho tiempo porque la Guerra del Golfo la llevará nuevamente a mudarse, esta vez a El Cairo, donde vive hasta el 2007, año en el que fallece.

Además de haber hecho grandes aportes a las letras árabes, Malaika fue una de las intelectuales que colaboró con la fundación de la Universidad de Basora y colaboró con la difusión de la literatura árabe mientras trabajó como profesora tanto en esa como en la Universidad de Kuwait.

La poesía como revolución

Naturaleza, poesía, pérdida, migración y muerte son los elementos que vertebran la obra de Nazik Al Malaika que aborda entre otras cosas la identidad árabe abarcando desde temas de índole político hasta aspectos intimistas que le permiten reflexionar en torno a la experiencia existencial.

En algunos de sus libros, además, incorpora el erotismo como elemento principal, como puede apreciarse en «La amante de la noche» y «El interior de la ola». En sus textos se percibe una claridad que se aferra a una estética sobria y donde hay ciertos espacios para la luz, aunque en su gran mayoría sus poemas son densos (pero refiriéndome a la profundidad en la emoción que activan) y llenos de grises y dolor.

Existe, no obstante, una Al Malaika distinta en su última etapa; en la que encontramos poemas que regresan a la estructura tradicional y recurren e temas filosóficos y religiosos para emprender una especie de reivindicación del clasicismo en la literatura árabe. Sin duda la obra más destacada en este períodos es «Para la oración y la revolución».

Pero la labor de Al Malaika no quedó restringida al terreno poético, también escribió ensayos sobre literatura, en los que defendió y planteó las ventajas de volcarse por el verso libre y también reflexionó en torno al lugar de la mujer en la sociedad árabe. Lamentablemente este texto no se halla disponible en nuestro idioma, o al menos yo no he podido dar con él pese a haberlo buscado intensamente.

El poema con el que Nazik Al Malaika consiguió un lugar en la poesía árabe se llamó «Cólera» y vio la luz en 1949 con el que rompió la estética clásica del género. A partir de esa publicación se desveló una autora aferrada a una expresividad modernista capaz de revolucionar el género poético de Oriente. No obstante, a diferencia de otros autores que experimentaron con el verso libre, Malaika no lo usó de forma arbitraria, sino adaptándolo a las estructuras de la versificación clásica puesto que consideraba que la música es uno de los elementos fundamentales de la poesía y que en todo poema debe prestarse suma importancia a este aspecto. Así, implantó una nueva métrica, que le permitía ser más libre, pero que exigía una determinada composición.

Hoy también conmemoramos el Día Mundial del Refugiado, y aunque la fecha no haya sido escogida en homenaje a Nazik, pertenece a esas coincidencias extrañas que tiene la vida. Si tenemos en cuenta que toda su obra nos permite una mirada reflexiva sobre el drama de la migración cuando es forzada por la guerra u otro tipo de violencia, parece inevitable recordarla y releerla en un día como hoy.

La obra de Al Malaika es jugosa, profunda y musical por lo que creo que ningún amante de la buena poesía debería perdérsela. Y termino con un extracto de «Lavar la deshonra», uno de los poemas más potentes de Al Malaika —que no me canso de leer y que les recomiendo muchísimo— que pertenece al libro «El hueco de la ola».

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