La poesía de Ana Luísa Amaral

 
 
 
Así comienza un poema maravilloso de Ana Luísa Amaral.
Amaral es una poeta portuguesa galardonada con el Premio Reina Sofía por su encomiable trabajo estético. Es autora de numerosos poemarios y también una de las mujeres más importantes en lo que respecta al feminismo portugués.

En este artículo te contamos un poco sobre la vida y obra de Amaral y te incentivamos a leerla.
 
 
 

Quién es Ana Luísa Amaral

Ana Luísa Amaral nació en Lisboa el 5 de abril de 1965.

Desde pequeña sintió una profunda atracción por la palabra escrita. Sus primeros poemas le sirvieron para canalizar la violencia y el acoso que experimentaba en el colegio, por parte de sus compañeros. Una tabla de salvación que la acompañaría el resto de su vida.

Estudió Filología germánica en la Universidad de Oporto y se doctoró en 1996 en Literatura Norteamericana, con una tesis sobre Dickinson: Emily Dickinson: una poética del exceso.

Además, Amaral es una de las pioneras de los estudios de género en Portugal. Es autora, junto a Gabriela Macedo del Diccionario de crítica feminista.

Su carrera ha sido mencionada y galardonada en diversas ocasiones. El premio más reciente que ha recibido es el Reina Sofía, que premia a los mejores poetas en lengua española y portuguesa. sobre este acontecimiento puedes encontrar información en nuestra web. El jurado reconoció el trabajo exquisito de Amaral por conciliar cotidianeidad con un lenguaje lírico y bello.

La poesía de Ana Luísa Amaral

Aquí encontramos una idea que parece repetirse en la obra de Ana Luísa Amaral. La forma del poema, su respiración, necesita acompañar lo que se nombra.

La autora asegura que escribe porque necesita hacerlo, como una necesidad física, pero en ese trabajo no sólo hay mensaje sino también un cuidado formal exquisito.

En su obra hay herida, duda, también muerte y nostalgia. Pero todo ello teñido con un lenguaje luminoso que parece asirse a las posibilidades que aguardan detrás de cada rajadura.

De niña se mudó del sur al norte y no sólo sufrió muchísimo este desarraigo sino que el mismo vino acompañado del acoso escolar al que la sometieron sus nuevas compañeras de clase. Esto la llevó a sentirse sumamente triste y el miedo a hablar con sus padres sobre lo que ocurría por desconocer las consecuencias la llevó a refugiarse en la poesía. Su primer poema «Otoño» fue el puntapié inicial de una obra que se convertiría en una de las más sólidas de su generación.

Junto a la poesía vino la religión. Descubrió un convento de monjas españolas donde se sintió un poco en casa, porque eran extranjeras como ella. Incluso estuvo contemplando la posibilidad de seguir por el camino de la ordenación. Desde el futuro recuerda ese tiempo con cierto asombro; cuando descubrió la filosofía, la religión desapareció de su vida. Pero quedó la poesía, para siempre.

Amaral no cree en la poesía como una cosa abstracta, sino como algo que atraviesa todas las experiencias vitales y que puede ayudar a cambiar el mundo, en la práctica. Dice en una entrevista con Tereixa Constenla para Babelia:

En otro de sus poemas se anima sobre la idea que sobrevuela al poeta. Nunca el poema está hablando sobre lo que creemos que habla, siempre, de fondo, hay una voz dormida, una experiencia angular que subyace al poeta y lo vuelca sobre la hoja.

La poesía de Ana Luísa Amaral está a mitad de camino entre la experiencia mística y la terrenal y nos permite reflexionar sobre algunos de los temas más importantes de nuestras relaciones. Sin lugar a dudas es una poeta que nadie debería perderse.

Los fragmentos han sido tomados de «La poesía alcanza para todos» e Infolibre.