Curiosidades sobre María Zambrano

Hablar del pensamiento y de la filosofía así como de la literatura es hacer referencia obligada a la filósofa, pensadora y ensayista malagueña María Zambrano (1904 – 1991). Una mujer que se ha convertido en un referente del siglo XX a nivel mundial.

El hombre y lo divino (1973), La tumba de Antígona (1967), Delirio y destino (1989) o Claros del bosque (1977) son algunas de las obras más significativas creadas por esta fémina de la que ahora queremos darte a conocer sus más relevantes curiosidades de su vida o de su bibliografía:

  • Su verdadero nombre era María Francisca Águeda Araceli Asunción Carolina Magdalena Rafael de la Santísima Trinidad Zambrano Alarcón.

  • Siendo muy pequeña se marcha de Vélez Málaga con su familia a Segovia, donde su padre trabaja como maestro y consigue crear una amistad con el gran poeta Antonio Machado.

  • Cuando era muy joven, una adolescente, vivió un amor prohibido. En concreto, lo vivió con un primo suyo que se daba en llamar Miguel Pizarro, durante el periodo comprendido entre 1917 y 1921. Sin embargo, la familia decidió tomar cartas en el asunto y los separaron, siendo él enviado a Osaka (Japón) para ejercer como profesor de castellano en la universidad.

  • Durante toda su vida tuvo una salud muy delicada, llegando en alguna ocasión a sufrir un colapso que llevaba a creer que estaba muerta e incluso a padecer tuberculosis.

  • No dudó en afirmar que la mayor alegría de su vida había sido el nacimiento de su hermana menor, Araceli.

  • Mantuvo un contacto con figuras ilustres de aquel momento como sería el caso de Ortega y Gasset, Octavio Paz, Alejo Carpentier o Elena Garro, entre otros. Precisamente el primero fue profesor de ella durante sus estudios de Filosofía en la Universidad Central de Madrid. Era muy raro que en ese momento una mujer estudiara una carrera y concretamente Filosofía, lo que hizo que el citado docente se refiriera a ella como “una señorita muy mona”.

  • Participó en numerosas tertulias literarias del momento, en las que consiguió conocer a grandes escritores como sería el caso de Miguel Hernández.

  • Fue una notable defensora de la República. De ahí que, en la recta final de la Guerra Civil, tuviera que exiliarse. Vivió así en París, en Nueva York, La Habana o México, entre otros lugares. Exactamente pasó casi cincuenta años exiliada y fue en 1984 cuando regresó a su país natal.

  • Era una gran amante de los gatos. Tanto es así que se establece que, durante los años que vivió en Roma, María Zambrano llegó a tener la friolera de 70 felinos, superando a los 57 que en su momento tuvo el también escritor Ernest Hemingway.

  • Entre las frases célebres que nos ha legado podemos encontrar algunas como esta: “Todo extremismo destruye lo que afirma”.

  • Su cuerpo está enterrado en su localidad natal, entre un limonero y un naranjo, y en su lápida puede leerse por su deseo una frase del “Cantar de los Cantares”: “Surge amica mea et veni”, que significa “Levántate, amiga mía, y ven”.



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