Ahora que la Generación del 27 y Televisión española han presentado el proyecto de Las Sin Sombrero, que consiste en un documental Trasmedia sobre las mujeres que formaron parte de esa generación famosa en la literatura española, pienso en Rosa Chacel.
Rebuscando en Internet encontré algunas entrevistas; la que más me impactó fue la que le hizo Florinda Salinas para la revista Telva y que ha sido rescatada en Lecturas Sumergidas, y que se las recomiendo especialmente.
Hoy en nuestra sección de Entrevistas para el recuerdo, también quiero volver a Rosa, a su elegancia y a su espíritu apasionado y literario. Hay que leerla, no cabe duda.
En Rosa Chacel todo parece un trabajo constante contra un destino peliagudo. De niña no pudo ir a la escuela por problemas de salud, pero aprendió a leer y a escribir en su casa. Cuando tuvo la edad suficiente para darse a conocer se encontró con un mundo de hombres; pero esto tampoco la achicó. Escribio, escribió y continuó escribiendo.
Comenzó a ofrecer una literatura que se salía de los márgenes pactados por la entonces literatura española y cambió la perspectiva de lo que llamarían literatura de mujeres. Pero no había suficientes lectores, y apareció la pobreza; tampoco logró arrancarla de su camino literario. Rosa continuó escribiendo con empeño; convencida de que tarde o temprano tendría su momento. Le llegó un poco mientras estuvo viva, ahora más. Es una de las protagonistas fundamentales de la Generación del 27 y una autora de referencia para todo el panorama español.
Durante años la cultura machista impuso las normas de la escritura (todavía lo hace, aunque de forma más sutil). Las mujeres que escribían intentaban mostrarse como los hombres para ser aceptadas y las que se salían de la horma prefabricada, solían tener una difusión bastante humilde. Rosa Chacel fue una mujer que vivió en esa cultura y quiso convertirse en un gran escritor; no obstante, el mundo siempre la vio como una mujercita y la trató con condescendencia. La falta de recursos económicos (que no literarios) le impidieron a su vez plantarle cara a la discriminación que sentía por ser mujer. En sus diarios escribió:
Sobre la obra de Rosa Chacel se han escrito algunas cosas. Podría haberse escrito más. En sus historias hay elementos propios de una España en ruinas y un pulso vívido que nos lleva a través de paisajes necesarios, en un mundo que todavía sigue insistiendo que ciertas historias son sólo para mujeres.
Y una de las características principales de las obras de Chacel es que no ocurren cosas tan llamativas; algunos se atreven a decir que no pasa nada. Chacel estaba convencida de que la acción no era tan relevante:
Con esa seguridad escribía y aunque sus libros eran leídos por un público menor, su producción no parecía verse obnubilada por la falta de buenas respuestas por parte de la crítica y los lectores. Aunque en España sí formó parte de algunos círculos literarios, durante su largo exilio se aisló de las corrientes literarios y continuó escribiendo en soledad. Al regresar, era una escritura afianzada y ya no pudieron negarle su espacio en el ambiente literario español.
Respecto a lo que muchos opinaban de sus libros, tildándolos de literatura de mujeres o literatura de género, la opinión de Rosa era también tajante en ese aspecto. Decía.
En entrevistas para el recuerdo quería rescatar a esta maravillosa autora, mientras los invito a echarle una mirada al potente trabajo sobre las Sin Sombrero. A su vez, les propongo leer alguna de las entregas anteriores de este ciclo; como la de Silvina Ocampo y la de William Faulkner.
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