Caligrafía tonal, ensayos sobre poesía

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La poesía es algo que nos conecta a muchos, es una de las artes sonoras más fantásticas (según mi humildísimo punto de vista, claro), una forma noble de expresar los sentimientos, de vivir a cada instante con el alma aflorando de nuestro cuerpo, en estrofas, en versos y canciones que serán escritas por nosotros, o por otros.

Escucho a Paco de Lucía y es poesía, tanto como lo es García Montero recitando alguno de sus versos; porque ella tiene algo que la narrativa no alcanza: el poder estar sin ser vista. Los versos son escritos mucho después de haber nacido, al mirar un amanecer en la playa, o el viento azotando un árbol legendario percibimos poesía. Milenarias palabras que no se escriben pero que existen y son parte del ambiente, la poesía existe mucho antes de que seamos capaces de percibirla, de tocarla, de escribirla y ahí reside la mayor cualidad de ella, la magia más imperdonable de este arte.

Ana Porrúa publica Caligrafía tonal

Ana Porrúa nació en 1962, es oriunda de Comodoro Rivadavia y escribe poesía y ensayo. Se graduó como Doctura en Letras y desde joven se sumergió en el mundo de la poesía.

Ha publicado cientos de artículos sobre poética, en revistas dedicadas a este sector, tales como Diario de Poesía, Hablar de Poesía, La Maga, Vox virtual, Paredón, Sirco, Zona de debate, entre otras. Desde el año 2003 forma parte del grupo cultural Dársena3, en Mar del Plata, y es editora de la web Bazar Americano.

Algunas de sus obras publicadas son «Con trapos en la boca», «Hormigas y samuráis», «El chenque», y «Traficando palabras» y «Alicia en el país de las pesadillas» (dos antologías poéticas latinoamericanas). Su último libro es «Caligrafía tonal», un ensayo de poesía. Actualmente reside en Mar del Plata, es profesora en la Universidad Nacional de esa ciudad y colabora con investigaciones del CONICET.

La poesía y sus tintes sonoros

En su obra, Ana Porrúa, hace un exhaustivo análisis de la poesía de autores imperdibles como Neruda, analiza no sólo su prosa, sino la música en sus palabras y la forma en la que declamaban sus propios versos. En su obra, Ana dice que la poesía actual puede diferenciarse claramente de la de tan sólo la década anterior, pero que la diferencia no se encuentra en el cambio temporal sino en la voz que ponen en su poesía.

«Caligrafía tonal», el ensayo poético publicado por la Editorial Entropía, tiene el sello de una poetisa argentina con alto renombre, y es el resultado de muchos años de investigación y de un apasionado camino donde la poesía es la principal protagonista. Ana analiza las declamaciones de la poesía como una forma sumamente importante para poder comprenderla. Se vale de los ejemplos de Pizarnik leyendo a Arturo Carrera, de Ruben Darío en la voz de Gelman, y de Pablo Neruda en su propia voz, de quien Ana afirma que podía declamar con igual fervor un poema amoroso que uno político.

En otro plano, Ana critica la antología poética tal cual es vista. Considera que los cortes generacionales que han marcado las corrientes de la poesía la han afectado negativamente, desplazándola, separándola y que para establecer una antología podrían tenerse en cuenta otros criterios, relacionados menos con la época y más con los procedimientos que fue necesario realizar para llevarla a cabo. Presenta un capítulo donde ordena antologías que considera necesarias que abarcan desde el modernismo, el neobarraco hasta el período contemporáneo, con soportes materiales y también virtuales (tiene un apartado de poesía en la red).

Lo que interesa a Ana, más que las estructuras teóricas planteadas por la crítica y divulgadas durante generaciones, es el tinte tonal de la poesía y de cada autor, las preguntas más que las respuestas y la intención más que las formas.

«Caligrafía tonal» más que un análisis de poesía podría tomarse como una construcción musical, como una crítica que analiza la sonoridad antes que las palabras, una manera sumamente atractiva de ver la poesía. La lectura de este ensayo, nos lleva a apasionarnos por la poesía (aún más) a analizarla dejándonos llevar por el ritmo sincopado y la repetición constante de las voces que en ella resuenan, como lo hace Ana.

Podríamos tomar esta obra como una especie de esqueleto o de partitura de la poesía, donde existen ciertos pares indivisibles como la forma y la expresión, la escucha y la lectura, la letra y el oído y la escritura y la voz. Dichos elementos son imprescindibles para poder captar la verdadera esencia de la poesía, que siempre está escondida en los lugares menos visibles, y que juega perniciosa con nuestro juicio, pudiendo ser descifrada sólo si se analiza desde la más absoluta humildad y en una cercanía profunda con la música.

Nos quedamos con algo que decía Mladen Dolar y que Ana cita en su obra. Espero que les haya gustado el artículo y que se animen a leer esta obra.

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Comentarios1

  • Elsy Alpire Vaca

    Hermoso artìculo que nos ayuda a comprender las mùltiples facetas del valor de la poesìa, mil gracias.



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