«Aventuras e invenciones del profesor Souto», de José María Merino —Editorial Páginas de Espuma—

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¿Olvidamos para acercarnos a lo que tememos o nos ocurre al revés? Esta parece la pregunta que sostiene la trama de «Aventuras e invenciones del profesor Souto» de José María Merino (Páginas de Espuma), un libro apasionante, lleno de fábula y de exquisito gusto literario.

 

Souto y la realidad

Madre, música, memoria, mestizaje, mito y muerte, son algunas de las palabras de las que Merino no se olvidó al ofrecer su discurso inicial como miembro de la RAE. Podrían ser esas las palabras del mundo, las que va olvidando don Souto según pasan los años. En «Aventuras e invenciones del profesor Souto» nos encontramos con los hechos extraordinarios que le han sucedido a este lingüista y le han llevado a un territorio donde no hay seguridades y donde parece haber más preguntas e inquietudes que certezas. De esa idea parte Merino para ofrecernos un completo libro de narraciones cuya sustancia fundamental es el imaginario colectivo, sembrado de dudas y de símbolos.

José María Merino vuelve con su magia y su misterio para regalarnos un nuevo rato de buena lectura, con historias ocurrentes sobre las que planea el misterio, a la vez que nos invita a replantearnos esas mismas preguntas sobre las que nos hemos construido, donde moran las palabras imprescindibles. Esa magia que buscamos cada vez que nos asomamos a un libro —con el deseo de volver al rincón de la pieza donde nos escondíamos del mundo convencidos de que otra vida era posible— en Merino (y ciertamente, con Souto) la encontramos siempre. Es cierto que es gracias a la literatura que entendemos que existen otras vidas que habitan en el mismo tiempo-espacio pero sin duda pocos autores como Merino son capaces de transmitir con tanto acierto esa idea-imagen. Y es que Souto, este peculiar lingüista, lo sabe en carne propia y nos invita a asomarnos sin titubeos a esas otras caras de la realidad, con los sentidos bien abiertos y la seguridad de que las cosas no son de una sola forma y color.

Que hoy tengamos la suerte de tener este libro entre las manos es gracias al cuidadoso trabajo de Ángeles Encinar, conocedora de la obra de Merino y apasionada de los divagues de Souto, quien nos ofrece un detallado prólogo en el que nos explica las sucesivas apariciones de este personaje y se explaya en la bibliografía de la que podemos tirar para conocer más a fondo el trabajo del escritor leonés. Leer a Merino es descubrir que la magia y la pasión por las palabras no es una cuestión de edad sino de actitud, porque sus nuevos cuentos tienen la misma intensidad que aquellos primeros párrafos de la «Novela de Andrés Choz», eso nos anuncia Ángeles, y al asomar el hocico a las páginas podemos comprobarlo.

 

Sobre dobles literarios

Tener un doble como Souto tiene sus complicaciones —sombra que palpita en la arista rota del costado, que pone en palabras los dolores más agudos y que deja en evidencia cuáles son los miedos más insensatos y por lo tanto los más difíciles de destronar—; sin embargo, Merino ha tenido lo que hay que tener y se ha atrevido a fabular, a riesgo de quedarse solo, de ser ignorado por el realismo que cada vez invade más el canon literario. Así, ha sabido construir una obra sólida enraizada al germen de la narrativa y la mitología; una obra colorida e imprescindible para cualquier amante de las buenas historias.

Tenemos aquí un libro dividido en dos partes bien definidas. En la primera, descubrimos (y releemos) algunas de las historias y aventuras más interesantes en las que el profesor Souto es protagonista. Encontramos algunos textos maravillosos como «El viaje inexplicable», por ejemplo, que sin querer estropear la magia del descubrimiento lector que todo cuento encierra, les aseguro que es un verdadero regalo. En él se pasean nuestros personajes favoritos de la literatura, en una obra que se zambulle en los matices tétricos a la vez que atrapantes que moran en lo desconocido. Otro texto impresionante de esta primera sección es «El túnel».

La segunda parte se compone de una serie de textos en los que Souto y Merino se intercambian personalidades, hasta llegar a confundirse, haciéndonos notar lo que nuestro doble puede hacer con nosotros, o dicho de otra forma, los diversos caminos en los que las obsesiones pueden llegar a transformar nuestra realidad. Además, hay ciertos vestigios de la obra anterior de Merino «Calila y Dimna»; en relatos como «La hechizada», por ejemplo, o «La decapitación de Sherezada», textos en los que llegamos a toparnos con la estructura y el designio de la literatura antigua, con el origen de la narración y la importancia de explicarnos a través de la palabra.

José María Merino y su colega Souto escribían microrrelatos antes de que el término se popularizara, y su forma de crear relatos mínimos es una maravilla. Y en la segunda parte del libro podemos disfrutar de un buen racimo de ellos. Realmente sus microrrelatos son clases magistrales de la brevedad. Difícil es quedarse con alguno, aunque sin duda los favoritos siempre aparecen, esos textos que sabes que serán responsables de próximas relecturas y vueltas al libro. «Parábola de los hombres de dios», «Bisturí» y «La suplantación», son los míos. Y de los miniminis (minisoutos, miniminis, ¡qué formas más bonitas de llamar a lo breve!) he releído con fascinación «El secreto del desván».

Entender que no entendemos

Eduardo Souto es un personaje que lleva en su interior la chispa de los diversos protagonistas que ilustran la obra de Julio Verne —dotados de ese genio de la invención y la creatividad—, y que además despide la fuerza de la búsqueda del Quijote de Cervantes —convencido de que la realidad no está ahí para aceptarla sino para cambiarla y que para ello primero hay que explicarla—. Llegados a este punto todos los personajes coinciden en una cosa: para entender lo que nos rodea debemos mirar con otros ojos, salirnos de la propia realidad y observar desde un afuera ajeno a toda convención y estética. De ese punto parten Merino y Souto, en esa frontera surge su escritura, de ahí que sus narraciones sean imprescindibles, mágicas y geniales.

Dice Merino que al profesor no hay cómo contenerlo o dirigirlo, siempre hace lo que le da la gana. Y efectivamente, basta asomarse a sus textos y a sus experiencias para comprender que la realidad de este personaje se escapa de toda lógica. Sin duda si lo estudiara un psicoanalista (con lo que les gusta establecer diagnósticos) le sacaría una carta con una larga lista de trastornos mentales y carencias afectivas. Y entonces vendría Eduardo (quizá, José María) y le preguntaría por qué está convencido de que aquellas etiquetas le representan. Y es que es difícil convencerse de los mecanismos fiables de la realidad cuando nos enfrentamos a una manera diferente de mirarla, porque Souto sabe que lo que dicen de él no es lo que le define. Y por eso, aunque las palabras se vayan borrando, aunque la propia realidad pierda sentido y uniformidad, siempre queda algo a lo que aferrarse. Quizá la memoria de los sonidos, aquello que desde tiempos antiquísimos intenta explicar la literatura.

Respecto al placer lector. Hay tanta fábula en la literatura de Merino que la lectura es casi obsesiva. No puedes dejar de leer porque hay algo que supera tu entendimiento que te lleva a continuar leyendo durante horas, nadando en sus símbolos y sus inquietudes, como si se te fuera la vida en ello. Y es que, sus narraciones responden al origen y al sentido verdadero de la narrativa oral y, por ende de la literatura: escribimos-leemos para explicar la realidad. De ahí que este zambullirse en sus páginas sea placentero y mágico.

¡Lean «Aventuras e invenciones del profesor Souto» para repensar la existencia a través de las locurrencias de Souto, para ver con otros ojos este mundo que tan poco entendemos!


 
 
AVENTURAS E INVENCIONES DEL PROFESOR SOUTO
José María Merino
Edición: Ángeles Encinar
Páginas de Espuma
978-84-8393-222-3
288 páginas
Papel: 19,00 €
Digital: 5,99€



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