¿Cómo surgen las historias?

Algunas de las preguntas más curiosas con respecto a la narrativa es ¿cómo se le ocurrió esta historia? ¿de dónde sacó estas ingeniosas ideas? etc… El tema del nacimiento de los libros es diferente en cada autor, incluso al mismo autor puede venirle cada historia de forma diferente.

En este artículo reuniré las palabras de algunos escritores de gran renombre acerca de cómo nacen en ellos las historias.

La Lolita de Nabokov

Cuando Vladimir Nabokov escribió Lolita, una de las obras más famosas y que lo ubicaron entre uno de los autores de literatura erótica más nombrados, explicó que la razón que lo llevó a abocarse en esta controversial historia fue una imagen, que poco tiene que ver a simple vista con lo desarrollado en la obra.

Lolita nació en París en 1939, cuando Vladimir se hallaba postrado con un ataque de neuralgia intercostal, una enfermedad sumamente dolorosa que el autor comparó con una punzada fabulosa del costado de Adán.

La imagen que hizo que se desencadenara la historia, nos deja ver el gran poder imaginativo de Nabokov. Todo comenzó cuando vio un relato en el Paris-Soir, el periódico parisino, donde aparecía un mono del zoológico que había sido adiestrado y habían conseguido que dibujara con carbón. En dicho dibujo podían verse los barrotes de su jaula.

Lolita fue sin lugar a dudas la forma en la que Nabokov expresó la falta de libertad que tenemos a la hora de obrar, nos parecemos a ese mono en esa jaula, ansiando la libertad pero sin poder aferrarla con nuestras manos.

Lolita es una muestra de la cantidad de reglas y convenciones que gobiernan nuestra vida, que nos impiden amar a quien queremos y hacer las cosas guiados por nuestros sentimientos más profundos en vez de por los mandatos desarrollados por nuestro grupo social.

Cabe destacar que Vladimir Nabokov nació a finales del 1800, cuando las sociedades eran todavía muy estructuradas y no se permitía vivir siguiendo los instintos o los deseos, todo debía tener un sentido más pragmático y la ética era la careta que más se apreciaba.

Las historias en Paul Auster

Paul Auster, autor de este siglo que ha escrito numerosas historias que han adquirido un gran renombre, asegura que las historias le llegan por casualidad; como si se tratase de cuestiones azarosas, «como si llamaran a la puerta equivocada».

Para él el azar ocupa un papel muy importante, dice que en su vida es uno de los motores imprescindibles y dice que gracias a él tuvo la idea para su novela «La ciudad de cristal».

Fue a comienzos del ´80, un año después de haber terminado su primer matrimonio, cuando se mudó a Brooklyn.

Al poco tiempo de hallarse viviendo en su nuevo departamento, sonó el teléfono, era alguien que preguntaba si se trataba de la agencia Pinkerton. Claramente, el autor respondió que no, pero ese mismo día otra personas llamó haciendo la misma pregunta.

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A raíz de estas llamadas telefónicas comenzó a desarrollarse en su mente la idea de la novela, aunque no comenzó a escribirla hasta un año después.

Eduardo Galeano

Eduardo Galeano por su parte expresa que el suyo es un camino hacia el desnudamiento de la palabra. Las historias surgen a partir de palabras que se atraviesan por su mente, y comienzan a hilvanarse entre sí.

Cuenta que cuando comenzó intentaba escribir de forma compleja porque creía que era el modo de conseguir buenas obras, sin embargo los resultados eran siempre tristes prosa, absolutamente atiborradas de palabras que al día de hoy asegura le avergüenzan.

Pero con el paso del tiempo se dio cuenta de la importancia de la sencillez aún en medio de cuestiones complejas. Entonces comenzó a trabajar con las palabras y la estructura buscando que el resultado fueran textos sencillos, con la debida complejidad que no los convirtiera en productos estrafalarios.

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Aclara que simplificar no significa rebajar el nivel intelectual de lo que se quiere expresar, sino más bien de conseguir que lo que se escriba logre transmitir electricidad, suprimiendo las palabras sobrantes, aquello que «no sea digno de existencia».

Julio Cortázar, los sueños y la subrealidad

Desde mi humilde punto de vista uno de los mejores narradores es Julio Cortázar, me fascina su forma de describir a los personajes, de situarte en los espacios y de presentarte historias surrealistas convenciéndote de que son absolutamente ciertas.

De Julio se aprende con cada relato, es imposible no extraer buenas conclusiones, buenos consejos de cualquiera de sus historias.

En una entrevista contó que el relato de «La casa tomada» fue el resultado de un sueño y que en ese momento no pensó en todos los significados que posteriormente se le dieron. Y dijo que le ocurría mucho aquello, no siempre se cuestionaba del todo el sentido de sus historias, pero que posiblemente como se implicaba tanto al escribir, terminaba diciendo cosas que pensaba casi sin darse cuenta.

Para Cortázar no todo es posible de explicar (como lo afirma el realismo) salvo que nos movamos en un mundo netamente estructurado y regido por un sistema de leyes y principios infalibles. Estaba convencido de que existían ciertos secretos en el orden, cuestiones que ponían patas para arriba todo lo estipulado y que corroboraban las palabras de Alfred Jarry, de que el verdadero estudio de la realidad debe fundarse no en las leyes sino en las excepciones que existen sobre esas leyes.

Esta es la razón que motivó al enorme Julio a probar nuevas formas, a huir del realismo ingenuo y ubicarse en un estilo literario que se encontrara entre lo fantástico y lo real.



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