Raquel Martos, respuestas en 280 caracteres

A lo largo de los últimos años, la madrileña Raquel Martos ha ido desarrollando numerosas actividades vinculadas a la expresión, a la comunicación y a la creación de ficción.

Raquel MartosMás allá de haber llegado a numerosas librerías desde su rol como novelista, esta multifacética española ha sumado experiencia en el ámbito radial, probó suerte como guionista, asumió el desafío de ser columnista en un periódico de formato digital y está al frente del programa televisivo “El condensador de fluzo”, según se advierte al repasar su trayectoria.

En esta ocasión, gracias a su excelente disposición frente al cuestionario que le hicimos llegar desde Poemas del Alma, es posible obtener información interesante acerca de su labor como escritora y sus fuentes de inspiración. Cabe recordar que su producción abarca títulos como “Los besos no se gastan”, “No pasa nada. Y si pasa, se le saluda” y “Los sabores perdidos”.

Están todos invitados a contactar a Raquel Martos por Twitter (donde más de 149 mil usuarios ya la siguen) para recibir frecuentemente novedades suyas: @RaquelMartos.

¿Cuál consideras que es tu máxima virtud como novelista o el rasgo a través del cual buscas imprimirle un sello especial a tu producción?
– Escribo con el corazón, no sé hacerlo de otro modo. Me cuentan mis lectores que consigo emocionarlos, que lloran, ríen y reflexionan con mis novelas. No sé si es virtud o sello especial pero es lo que pretendo cuando escribo: crear lugares literarios en los que apetezca estar.
Al observar los libros de tu autoría que han ido publicándose, ¿qué sensaciones o pensamientos tienes?
– Es una sensación rara. Algo tan mío, en lo que he invertido horas de escritura y muchas emociones y, al ver los ejemplares en las librerías, siento que no me pertenece. Sigue pareciéndome un sueño escribir, publicar y que alguien elija, entre tantas obras, la que yo he escrito.
¿Con qué motivaciones desarrollaste “Los besos no se gastan” (2012) y de qué modo buscaste dar lo mejor de ti en esa historia?
– El amor. A los siete años conocí a Merche, una niña de mi edad que acababa de perder a su madre. Nos convertimos en hermanas y nuestra historia fue tan mágica que inspiró mi novela. Ahora este libro tiene doble carga emocional, es un homenaje, mi hermana murió hace tres años.
Según tu criterio, ¿cómo habría que medir, y qué parámetros hay que evaluar, para calificar como exitoso/a a un libro y/o escritor/a?
– Hay un éxito objetivo, supongo, el número de ejemplares vendidos. Y hay un éxito, íntimo y subjetivo, el que a mí me hace feliz: que alguien me lea. Y ya, si ese alguien me cuenta que mi historia le ha conmovido, que le ha removido sentimientos, eso es para mí es un exitazo.
¿Qué enseñanzas o hallazgos te ha dejado, a nivel personal, la escritura de “Los sabores perdidos”?
– He reflexionado sobre el dolor de las heridas emocionales sin cerrar, a través de la memoria gustativa a largo plazo, la que se aloja en el hipocampo. Y he hecho un enriquecedor ejercicio de empatía, a través de la construcción de una obra coral con personajes muy diversos.



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