Alberto Torres Blandina, respuestas en 280 caracteres

Alberto Torres Blandina lleva muchos años demostrando sus habilidades para la escritura y cosechando los frutos de su buen desempeño como escritor.

Alberto Torres BlandinaEn reconocimiento a “Cosas que nunca ocurrirían en Tokio”, por ejemplo, logró en 2007 el Premio Internacional Las Dos Orillas y en 2011 recibió el Premio Europa a la Mejor Novela Extranjera.

“Niños rociando gato con gasolina”, “Los cementerios vacíos”, “Jávea” y “Contra los lobos” son otros de los títulos que componen la producción de este valenciano que recientemente ha respondido un cuestionario breve a pedido de Poemas del Alma.

En caso de querer saber más sobre su trayectoria o contactarlo virtualmente hay, al menos, tres alternativas: seguirlo por Twitter, darle una oportunidad a libros de su autoría y repasar antiguas publicaciones que nutren a un blog de viajes que Alberto Torres Blandina elaboró hace más de una década.

Si no fueras el creador de “Cosas que nunca ocurrirían en Tokio”, ¿qué reflexiones o apreciaciones le harías llegar a la persona responsable de esa obra después de leer el libro?
– Es difícil encontrar novelas que reflexionen sobre el sentido de la vida y la sensación final sea positiva. Hay una mezcla de historias agridulces y de personajes a veces perdidos y equivocados pero en su lectura nunca se abandona la sonrisa.
¿Con qué propósito ideaste “Niños rociando gato con gasolina”? ¿Quedaste satisfecho con el resultado?
– Quería mostrar cómo un trauma infantil puede destrozar la vida de las personas, convirtiéndolas en adultos incapaces de encajar. También criticar el fanatismo de aquellos que solo tienen una idea, por buena que sea esta idea.
¿Qué te motiva, y por qué razón, a cultivar el género de la novela?
– La perplejidad. Siendo sincero, miro a mi alrededor y no entiendo el mundo que me rodea ni aquello que mueve a mis semejantes. Escribir es una forma de intentar comprender y empatizar. Y de crear un orden que no encuentro en la vida.
¿Cuál es tu opinión respecto al hecho de reescribir clásicos en pos de la inclusión social y de criterios contemporáneos en materia de léxico?
– Es imposible entender un producto cultural fuera de su contexto. La literatura es historia viva, como una ruina arqueológica o un cuadro. Nos enseña cómo vivían y pensaban sus creadores. Quitarnos la reflexión crítica de la lectura es estupidizarnos.
¿Cómo transitaste el proceso de elaboración de “Los cementerios vacíos”? ¿Qué balance haces de tu experiencia como creador de este libro?
– Ha sido el libro más difícil de escribir pues partí de documentos médicos de una experiencia traumática y sobre ellos escribí textos. El contraste entre lo frío del lenguaje burocrático del hospital y las duras emociones del paciente es muy potente.



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