Max Jiménez

La literatura, las artes plásticas y el periodismo fueron los vehículos de expresión elegidos por el costarricense Max Jiménez Huete para transmitir sus ideas, sentimientos y emociones. Nacido el 6 de abril de 1900 en San José, estudió en el Colegio Seminario antes de emigrar a Europa para continuar con su formación.

Max JiménezHijo de Ana Huete y Roberto Jiménez, en 1919 se instaló en Inglaterra para desarrollar una carrera vinculada a los negocios y el comercio. Sin embargo, tres años después decidió cambiar de rumbo y emigró a Francia para aprender pintura y dibujo. En París, Jiménez entró en contacto con César Vallejo, Miguel Ángel Asturias, Alfonso Reyes y otros intelectuales.

Más allá de algunos estudios académicos, Jiménez fue autodidacta y pronto expuso sus primeros cuadros y esculturas. De todos modos, en 1925 regresó a Costa Rica por dificultades económicas y se alejó por un tiempo del arte. Tras casarse con Clemencia Soto Uribe, empezó a escribir en Repertorio Americano y en Diario de Costa Rica.

Cautivado por las letras, en 1928 publicó “Unos fantoches…”, una novela breve que causó polémica por su contenido, centrado en un triángulo amoroso. Ese mismo año viajó otra vez al Viejo Continente y allí editó “Gleba”, un poemario.

Entre estancias en su tierra natal, viajes a diferentes zonas de Europa y temporadas en Estados Unidos y en Cuba, Jiménez continuó enriqueciendo su producción literaria con títulos como “Sonaja”, “Quijongo”, “El domador de pulgas”, “El jaúl” y “Revenar”, entre otros. También realizó exposiciones de sus pinturas, esculturas y grabados.

En 1946, descontento por la falta de apoyo de la crítica de su país, se radicó en Santiago de Chile; por entonces, Max Jiménez sufría de depresión y luchaba contra las adicciones. Al año siguiente se marchó a Buenos Aires: el 3 de mayo de 1947, en la capital argentina, se produjo su fallecimiento.



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