Enrique Pérez Escrich

El dramaturgo y escritor español Enrique Pérez Escrich, quien en ocasiones escondió su identidad al firmar obras con seudónimos como Carlos Peña-Rubia o Tello, llegó al mundo en 1829.

perez escrichGozaba de gran juventud cuando, después de contraer matrimonio, abandonó su Valencia natal para instalarse en suelo madrileño, donde se desenvolvió en un ambiente bohemio. Por ese entonces, el teatro cómico de espíritu costumbrista, el periodismo y el desarrollo de novelas que se difundían por entregas le permitieron comenzar a transitar el camino creativo y literario que lo sacó del anonimato. Con el paso de los años, además, sumaría experiencia como crítico literario, faceta que dejó al descubierto a través de sus colaboraciones para publicaciones como “La Ilustración Artística”. Su talento para la escritura y la buena repercusión de sus propuestas le dieron la posibilidad de ganar importantes sumas de dinero, aunque quienes han estudiado su vida y obra señalan que este intelectual siempre se caracterizó por gestionar mal su fortuna y gastar más de lo que estaba a su alcance, muchas veces por ser generoso con sus amigos.

“¡Vivan las cadenas!”, “La voz de las provincias”, “La pasión y muerte de Jesús. Drama sacro-bíblico en seis jornadas y un epílogo, escrito en verso, según los Evangelios”, “El cura de la aldea”, “El mártir del Gólgota”, “El manuscrito de una madre”, “Las obras de misericordia”, “La mala semilla”, “Las redes del amor”, “El frac azul (Episodios de un hombre flaco)” y “El hombre de las tres vacas: narraciones inverosímiles” son apenas algunos de los títulos que forman parte de su prolífico legado artístico.

Ya hacia el final de su vida y con su salud debilitada, Pérez Escrich consiguió espacio en el Asilo de las Mercedes, donde llegó a formar parte de la dirección. La muerte del autor, acontecida en Madrid, tuvo lugar en 1897.



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