El 14 de enero de 1898, en la ciudad argentina de La Plata, se produjo el nacimiento del periodista y escritor argentino Carlos Raúl Muñoz y Pérez, quien a lo largo de su trayectoria se hizo llamar de diversos modos. Algunos lo conocieron bajo el apodo de Muñoz del Solar, otros lo recuerdan como Malevo Muñoz y, a nivel literario, quedó inmortalizado a través del seudónimo Carlos de la Púa.
Este hombre criado en el barrio porteño de Once, que elaboró letras de tangos y probó suerte como creador de guiones cinematográficos además de ganarse la vida de múltiples maneras, en una oportunidad fue presentado en el diario Clarín como “el poeta” que pudo, mediante su labor, darle “pasaporte al lunfardo”. Tan valiosos han sido sus aportes a esta jerga que, en la Academia Porteña del Lunfardo, hay un sillón que lleva su nombre a modo de homenaje.
El talento de De la Púa para la narrativa y la poesía quedó plasmado en dos obras, una titulada “El sapo violeta” y otra presentada como “La crencha engrasada”. Además, desde 1925 sumó experiencia periodística aportando textos al diario “Crítica” y, en 1934, fue director de la película argentina bautizada como “Galería de esperanzas (Chingolo)”. Un año más tarde, dirigió junto a Héctor Basso el filme “Internado”.
En relación a sus hábitos y preferencias, se dice que este artista que trabó amistad con personalidades del tango como los casos de Carlos Gardel y Aníbal Troilo era un apasionado de la comida (llegando a sufrir sobrepeso por comer mal y en exceso), del juego y de las carreras de caballos, tal como publicó El Litoral en un artículo sobre este autor.
La muerte de Carlos de la Púa se produjo el 9 de mayo de 1950. Sus restos, tras el último adiós, fueron llevados al cementerio porteño de Recoleta.
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