Vinícius de Moraes

Vinícius de Moraes nació en Gavea el 19 de octubre de 1913 y falleció el 9 de julio de 1980 en Río de Janeiro.
Estudió en el Colegio Santo Ignacio, allí se acercó a la poesía y compuso sus primeros versos; aunque durante toda su juventud se abocó al cultivo de la lírica recién publicó su primer poemario cuando se hallaba estudiando en la Facultad de Derecho de Río de Janeiro.
En su poesía se pueden distinguir dos etapas claramente diferentes: la primera volcada a las ideas impuestas por el cristianismo y la segunda más cercana al materialismo y en la que se aleja profundamente del idealismo.
Además de su entrega absoluta a la literatura era un hombre convencido de las ideas comunistas y por eso, durante muchos años militó en este partido. Cabe mencionar que entre sus grandes amigos se hallaban Jorge Amado, Manuel Bandeira y Pablo Neruda, otros autores comunistas.
Cabe mencionar que muchos de sus poemas fueron musicalizados y se lo considera una figura imprescindible para la música bossa nova. Entre sus creaciones podemos mencionar "Garota de Ipanema", "Insensatez" y "A tonga da mironga do kabuletê". A continuación podrás leer algunas de sus poesías, tales como "Ausencia", "La brusca poesía de la mujer amada" y "Mujer al sol".

Poemas de Vinícius de Moraes

Seleccionamos del listado de arriba, estos poemas de Vinícius de Moraes:

Canción del demasiado amor

Quiero llorar porque te amé demasiado,
quiero morir porque me diste la vida,
ay, amor mío, ¿será que nunca he de tener paz?
Será que todo lo que hay en mí
sólo quiere decir saudade...
Y ya ni sé lo que va a ser de mí,
todo me dice que amar será mi fin...
Qué desespero trae el amor,
yo que no sabía lo que era el amor,
ahora lo sé porque no soy feliz.



Traducción: Carmen Gloria Rodríguez y Vania Torres

Poema para todas las mujeres

Sobre tus blancos pechos lloro,
mis lágrimas bajan por tu vientre
y se embriagan del perfume de tu sexo.
¿Mujer, qué máquina eres, que solo me tienes desesperado
confuso, niño para contenerte?
¡Ah, no cierres tus brazos sobre mi tristeza, no!
¡Ah, no abandones tu boca a mi inocencia, no!
Hombre, soy bello, Macho, soy fuerte; poeta soy altísimo
y sólo la pureza me ama y ella es en mí, una ciudad
y tiene allí mil y una puertas.
¡Ay! tus cabellos huelen a la flor del mirto
¡Mejor sería morir o verte muerta
y nunca, nunca más poder tocarte!
Pero, fauno, siento el viento del mar rozarme los brazos
Ángel, siento el calor del viento en las espumas
Pájaro, siento el nido en tu vello
¡Corred, corred, oh lágrimas nostálgicas
ahogadme, sacadme de este tiempo
llevadme hacia el campo de las estrellas
entregadme de prisa a la luna llena
dadme el lento poder del soneto,
dadme la iluminación de las odas
dadme el cantar de los cantares.
Que no puedo más, ¡Ay!¡que esta mujer me devora!
¡que yo quiero huir, quiero a mi mamita,
quiero el regazo de Nuestra Señora! 

La brusca poesía de la mujer amada

Lejos de los pescadores los ríos interminables 
  van muriendo de sed lentamente...
Fueron vistos caminando de noche hacia el amor
  -¡oh, la mujer amada es como una fuente!
La mujer amada es como el pensamiento del filósofo
  que sufre
La mujer amada es como el lago que duerme en el cerro
  perdido.
¿Pero quién es esa misteriosa que es como un cirio
  crepitando en el pecho,
Esa que tiene ojos, labios y dedos de formas inexistentes?
Por el trigo naciente en los campos de sol la tierra
  amorosa elevó el rostro pálido de los lirios
Y los labradores se fueron convirtiendo en príncipes
  de manos delicadas y rostros cambiantes...
Oh, la mujer amada es como la ola solitaria que se forma
  distante de las playas,
Posada mucho más allá del fondo estará la estrella.

Soneto de la desesperación

De repente la risa se hizo llanto,
silencioso y blanco como la bruma;
de las bocas unidas se hizo espuma,
y de las manos dadas se hizo espanto.

De repente la calma se hizo viento
que de los ojos apagó la última llama,
y de la pasión se hizo el presentimiento
y del momento inmóvil se hiso el drama.

De repente, no más que de repente,
se volvió triste lo que fuera amante,
y solitario lo que fuera contento.

El amigo próximo se hizo distante,
la vida se volvió una aventura errante.
De repente, no más que de repente



Traducción: Carmen Gloria Rodríguez y Vania Torres

Soneto

Esa mujer que se arroja fría
y lúbrica en los brazos, y a sus senos.
Me aprieta, me besa y balbucea
versos, rezos a Dios, votos obscenos.

Esa mujer, flor de melancolía
que ríe de mis pálidos recelos,
la única entre todas a quien di
caricias que jamás a otra daría.

Esa mujer que a cada amor proclama
la miseria y grandeza de quien ama
y feliz de mis dientes guarda huella.

¡Un mundo, esa mujer! Es una yegua
quizás, pero en el marco de una cama
nunca mujer alguna fue tan bella.




Traducción: Mariano Ramos

El río

Una gota de lluvia
cuando el vientre grávido
estremeció la tierra.
A través de viejos
Sedimentos, rocas
Ignoradas, oro
Carbón, fierro y mármol
Un río cristalino
Lejano milenios
Partió frágil
Sediento de espacio

En busca de luz.
Un río nació.



Traducción: Carmen Gloria Rodríguez y Vania Torres

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Vinícius de Moraes Contexto histórico

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