Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí.
Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que estás hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro lugar en donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo. Tú vienes toda entera a mi encuentro, y los dos desaparecemos un instante, nos metemos en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo hambre o sueño.
Todos los días te quiero y te odio irremediablemente. Y hay días también, hay horas, en que no te conozco, en que me eres ajena como la mujer de otro. Me preocupan los hombres, me preocupo yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo. Ya ves. ¿Quién podría quererte menos que yo, amor mío?
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Jaime Sabines
Comentarios37
ERAS Y SIGUES SIENDO ADMIRABLES MAESTRO SABINES
meciona a Dios!!
este poema es buenisimo!!
los parrafos que me gustan son los dos primeros pero no estoy deacuerdo con lo que dice al final porque contradice todo lo dicho anteriormente como retactandose de todo lo dicho solo quiero que al final le pongan un poquito de pasion.
Bueno esa es mi opinion nose si estan deacuerdo conmigo ok..
¿Quién podría quererte menos que yo, amor mío?
¡ FELICIDADES !
El poema s incleiblement bueno me encanto y refleja todo lo q se vive en una paraja d larga duracion y aparte es tan profundo.......
GRACIAS BENEDETTI POR HABER SIDO TAN GRANDE¡¡¡¡¡
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