Sé que me voy. Me voy retrocediendo 
como el salmón que vuelve cuna arriba. 
No alcancé nunca al mar, estando viva. 
No llegaré a las cumbres, falleciendo.
Sé que te vas, te vas y no queriendo: 
como una esponja amarga y fugitiva. 
Hasta el fondo del mar con tu saliva, 
sobre la arena rosa oscureciendo.
Sé que te vas de mí. Que nada queda:
ni un rastro ni algún sauce que nos pueda 
llorar de bruces arañando el río.
Yo nunca llegué al mar. Yo nunca: siendo 
que aquel morir inmerso era lo mío. 
Y que. me voy, te vas. Nos vamos yendo.
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