Manuel José Arce Leal

Manuel José Arce Leal nació en Guatemala en 1935 y falleció en 1985. Se lo considera como uno de los más importantes escritores del país del siglo pasado. Ha conseguido conquistar un amplio público, no sólo en su tierra sino también en otras regiones.
Manuel cultivó fundamentalmente la poesía, aunque también dejó algunas obras de teatro. Como muchos de su generación, durante los 80 debió abandonar su tierra porque la dictadura encabezada por Romeo Lucas García se estaba volviendo cada vez más atroz y se cobraba la vida de muchísimos intelectuales y personas inocentes. Manuel se asentó en Francia desde donde continuó escribiendo.
Sus títulos poéticos más impresionantes fueron "De la posible aurora (Sonetos a mi esposa)", "Los episodios del vagón de carga (anti-pop-emas)" y "Poemas póstumos". En lo que respecta a sus obras de teatro, podemos mencionar "Delito condena y ejecución de una gallina y otras piezas de teatro grotesco", "El gato que murió de histeria" y "Sebastián sale de compras". Cabe mencionar que también dejó algunas obras narrativas como algunos diarios y relatos, "De una ciudad y otros asuntos: crónica fidedigna", es uno de ellos.
En nuestra web podrás leer algunas de sus obras, tales como "La hora que hizo temblar al mundo" y "Masacre en el dormitorio".

Poemas de Manuel José Arce Leal

Seleccionamos del listado de arriba, estos poemas de Manuel José Arce Leal:

General

General
-no importa cuál,
da lo mismo,
es igual-:
Para ser General,
como usted, General,
se necesita
haber sido nombrado General.
Y para ser nombrado General,
como usted, General,
se necesita
lo que usted no le falta, General.
Usted merece bien ser General,
llena los requisitos, General.
Ha bombardeado aldeas miserables,
ha torturado niños
ha cortado los pechos de las madres
rebosantes de leche,
ha arrancado los testículos y lenguas,
uñas y labios y ojos y alaridos.
Ha vendido mi patria
y el sudor de mi pueblo
y la sangre de todos.
Ha robado, ha mentido, ha saqueado,
ha vivido
así, de esta manera, General.

General
-no importa cuál-:
para ser General,
como usted, General,
hay una condición fundamental:
ser un hijo de puta,
General.

La hora que hizo temblar al mundo

Cuando se dieron cuenta ya era tarde:
irremisiblemente se acercaba.

Al principio hubo varias opiniones.
No faltaron los radicales
que pretendían acabar con todo
aunque fuera tomando medidas extremadas.
Otros optaron por la indiferencia.
Los más se dividieron en comités profundos.

No obstante, se acercaba
sobre seguro paso irremediable.

Yo me puse a cantar entusiasmado.

Muchos salieron, sordos y terribles, a cerrar los caminos,
a envenenar los ríos,
a interrumpir los arcos de los puentes,
a inventarse murallas.
Los demás se quedaron cavando las trincheras,
armando barricadas,
decretando las leyes marciales más terribles.

Yo seguía cantando cada vez más alegre.

No hubo modo posible:
inútil todo:
nada le detuvo.

Cundió el pánico entonces,
cundió la indignación y el heroísmo:
algunos sucumbieron en la lucha
víctimas de cuestiones sumamente biliares
y de graves asuntos oficiosos.

Y cuando al fin llegó
la población entera dio de gritos:
la mayoría se arrancó los ojos con los codos.
Entre la confusión
muchos murieron tumultuariamente.
Los más desesperados llegaron al suicidio.
Por no hablar de los otros:
aquellos que en la tribulación atormentados
les cortaron los órganos genitales al hijo y a la hermana.
Fueron cosas tremendas.

Yo seguía cantando pleno de paz y júbilo.

Se acercó a mi guitarra.
Sonrió.
Hizo sonar las cuerdas dulcemente.
Metió una mano dentro de mi pecho
y acarició mi corazón alegre como a un perro.
Me dijo no cien veces con acento infantil.
Y se alejó con una gran sonrisa,
por sobre la catástrofe y los muertos,
por sobre los heridos y las ruinas,
por sobre la humazón y los escombros,
por sobre mi guitarra destrozada,
mi corazón colgando pecho afuera
y mi espérame espérame.

Se alejó irremediablemente en su sonrisa
hacia quién sabe dónde.

Lo peor de la tragedia
es que toda esta historia son mentiras.

El tema del amor (9)

Amor, si fueras aire y respirarte.
Y si fueras, Amor, vino y beberte.
Si fueras sombra para no perderte.
O si fueras camino y caminarte.
Amor, fueras cantar para cantarte.
Fueras hilo en mis manos y tejerte.
Que mi alimento fueras y comerte.
Si fueras tierra, Amor, para labrarte.
Si fueras para más que para amarte:
Amor, Amor, Amor, si fueras muerte.

El tema del amor (7)

Si sólo pudiera verte
y sólo escuchar tu risa.
Si sólo fuera la brisa
que en tu pelo se divierte.
Si sólo fuera el inerte
ladrillo que tu pie pisa
o el agua que se desliza
sobre ti sin conocerte.
Si sólo fuera el no verte,
mas sin la muerte y la prisa.

Paisaje

Igual que las antenas de los televisores
tiendo a veces mis brazos para captar tu imagen,
Frío árbol de aluminio.
Y voy por la ciudad buscándote,
llamándote,
auscultando uno a uno los canales del viento.
Se me llenan los ojos de anuncios y señales,
de violencias ajenas, de misterios vulgares.
Pero tú no apareces.
Igual que las antenas de los televisores
tiendo mis fríos brazos de aluminio
en todas direcciones
para ver si te encuentro.
Abro mi pecho acústico para oír tus palabras
que lleguen por mis brazos
al corazón sonoro.
Pero tu voz no llega.
¿Dónde estás?
¿Por dónde pasa el río tembloroso de tu imagen?
¿Dónde estás?
No te encuentro. No capto
tu huella de luciérnagas.
Y me quedo en la noche
igual que las antenas de los televisores
con mis rígidos brazos como árbol de aluminio.

Equis-equis

-No, no es él.
-Sí, sí es él.
-No, no es él. No es posible que esto pueda ser él.
-Mira la cicatriz de la vacuna.
-No, no es él.
-Mira la corona de la muela que le puso Miguel
hace seis meses.
-No, no es él.
-Yo pienso que sí es él. Que esta vez si es él.
-No, no es él.
Como podría ser él si no tiene ojos.
Como podría ser él si no tiene sus manos laboriosas.
Como podría ser él si le han cortado sus semillas de hombre.
Como podría ser él sin su guitarra ni su canción,
sin aquel ceño duro ante el peligro, sin aquella sonrisa en el
trabajo.
sin su voz pronunciando el pensamiento, sin su tonta manía
de regalarme flores.
Como podría ser él.
No es él. Te digo que no es él.
No quiero que sea él.

Línea del tiempo

Haz click en cada ítem para ver más información

Manuel José Arce Leal Contexto histórico

Mapa de tiempo

Haz click en el botón para revelar el mapa del tiempo