Jorge Carrol

Poemas de Jorge Carrol

Seleccionamos del listado de arriba, estos poemas de Jorge Carrol:

Brandy please

La Soledad (mi soledad) comienza en este bar del Hotel San Juan.
Comienza por la ausencia de mis hijos y en la que se fue con otro.
La Soledad comienza en mi.
Desmantelada.
En los días de ser y no ser Superman.
En el brandy que naufragará en mi agujero interior
En la puta sonrisa de las turistas que se mueven de un lado a otro del lobby del Hotel San Juan.
La Soledad está en mi.
Soy La Soledad.

Midömmer

Me suben sus caricias por el perfume de su última mirada.

Me inundan sus miradas por las guitarras del abandono.

Me abandona su recuerdo de madre sentada junto a su morriña eterna.

Me acaricia su voz de ría gallega.

Me muero por tenerla a mi lado falándole.

Mi madre me nació en Gandarío y recién ahora comienzo asumir su Ausencia.

Bluesology

Al caer la tarde ella me crece.

Vuelve una y otra vez con las mismas promesas que yo inventé.

Camina al filo de una Realidad que no me conviene.

Se da a su Ausencia y se revuelca en Abandonos que me joden mucho, como el penúltimo trago que suelo naufragar al pie de la medianoche.

Ella me crece, porque quiero y porque la quiero.

No llevarás luto por mi

No llevarás luto por mi, Hija de Puta.

No estarás a mi lado cuando me llegue la hora.

No sentiré tu boca húmeda sobre mi frente y en algún lugar bien lejos, como siempre, te lamentaras de tu suerte y seguirás egoístamente en lo tuyo...

No llevarás luto por mi. Mas sin embargo sentirás, estoy seguro, un gusto amargo en tu boca dulce y tendrás ganas de llorar y no estaré junto a ti para consolarte.

Cuando yo muera Amor, vos no serás Nada.

Te inventé en un agujero negro, para morder el perfume de tu boca y no estar tan solo.

Animal dance

Soy el sol que teme ser día.
El ahorcado que se prolonga por la cuerda.
El dulce animal que danza su soledad.

Pequeño viaje interior hacia la noche de un viernes de agosto

Nada de lo que se diga será tomado en cuenta.
Las moscas descenderán una y otra vez sobre las vigas del
asombro.
Las manos se crisparán impotentemente una y otra vez
debajo de los sueños.
Y La Vida continuará dentro y fuera de la cama poblada de
miedos.

Alguna vez, algún viernes que no sea este, el
Amor renacerá y la soledad naufragará en mi compañía.