«Espíritu que naufraga
en medio de un torbellino,
porque manda mi destino
que lo que no quiero haga;
»frente al empuje brutal
de mi terrible pasión,
le pregunto a mi razón
dónde están el bien y el mal;
»quién se equivoca, quién yerra;
la conciencia, que me grita:
¡Resiste!, llena de cuita,
o el titán que me echa en tierra.
»Si no es mío el movimiento
gigante que me ha vencido,
¿por qué, después de caído,
me acosa el remordimiento?
»La peña que fue de cuajo
arrancada y que se abisma,
no se pregunta a sí misma
por qué cayó tan abajo;
»mientras que yo, ¡miserable!,
si combato, soy vencido,
y si caigo, ya caído
aún me encuentro culpable,
»¡y en el fondo de mi mal,
ni el triste consuelo siento
de que mi derrumbamiento
fue necesario y fatal!»
Así, lleno de ansiedad
un hermano me decía,
y yo le oí con piedad,
pensando en la vanidad
de toda filosofía...
y clamé, después de oír
«Oh mi sabio no saber,
mi elocuente no argüir,
mi regalado sufrir,
mi ganancioso perder!»
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Amado Nervo
Comentarios11
Pues esas galaxias, son, serán y dejaran de ser, también inmensos torbellinos.
Tremendo.
eveliopereira@gmx.de
»¡y en el fondo de mi mal,
ni el triste consuelo siento
de que mi derrumbamiento
fue necesario y fatal!»
Un poema legado para todos los tiempos. Lo hago un favorito mío.
Annabella
lo que me sale del alma,
porque sin perder la calma
cómo voy a comparar
este poema sin par
con los Poemas del alma.
***
»La peña que fue de cuajo
arrancada y que se abisma,
no se pregunta a sí misma
por qué cayó tan abajo;
Aqui sí se puede calificar con la puntuación máxima.
Ego sum
Me deleité leyendo tu antología de poemas.
" La amada inmóvil " , tu gran musa,
tu gran dolor cuando ella murió,
pero bien amada quedó,
en los versos que inspiró
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