Muro de Vogelfrei



  • Vogelfrei

    Ciudad Neurótica
    https://www.poemas-del-alma.com/blog/usuario-150065

    De la serie; Mis poemas con Ángel Blasco


    Despierta el ego dormido
    en el silencio del monte,
    donde los lagartos tiemblan
    cuando oyen hablar del hombre.
    Solo se escucha un reguero
    que tras la noche se esconde
    de las aguas que bajando
    por un silencio que absorbe
    serpentean cuesta abajo
    en busca del horizonte.

    El agua en su descalabro
    ya va cabalgando al trote,
    se dirige río abajo
    al pueblo que no responde
    a los gritos del silencio
    y hasta mi vista se rompe
    con lo que vieron mis ojos;
    al traspasar el desmonte.

    Hombres con alma de perros
    ladraban a un vaso atados
    en las esquinas del barrio,
    mujeres al suelo echadas,
    con el rostro amoratado
    suplican una caricia
    vigilando ensimismadas
    con la voz seca en los labios,
    en sus ojos la tristeza,
    pero en la puerta del bar
    piden que nunca les falten
    a sus hombres las cervezas.

    Más allá hay otras mujeres,
    sucias con los pelos rancios.
    Mujeres con pelo y lana,
    gargantas llenas de sapos
    que escupen entre sus dientes
    venenos de cuellos largos.

    Escupiendo su veneno
    hacia el submundo que espera
    ver a Vall d´UIxó sufrir,
    que él a pulso se ganó
    el pasar esta condena.
    Los muertos en los barrancos
    se hartaron de ser copiados
    y esperan el poder ver
    Vall d´Uixó martirizado.

    Cada ventana y su puerta
    abren nuevo manicomio,
    pero en él no habrá cabida
    para locos sin cencerro
    y a los cuerdos ni se ocurra
    solicitar el ingreso.

    Policías siempre atentos
    saben oler a los cuerdos
    y los persiguen sedientos
    de sangre para sus porras
    cuesta abajo en esa riada,
    que arrastra a los ahogados
    que no pudieron salvarse
    por no encontrar una tabla
    donde poder agarrarse.

    La gente ya se refugia
    en los muros de locura
    para salvarse del miedo
    rasgando sus vestiduras
    hasta que arañan sus carnes
    para que el orden confunda
    a locos con miserables.

    Tontos no quedan hermano;
    ya nadie quiere estar sano,
    nadie quiere la cordura,
    si para ello hay que tener
    atados los pies y manos.

    Que nadie, mi amigo, nadie,
    nadie puede sentir paz
    si hay cadenas que lo atan.
    Solo los muertos dominan
    las ansias de libertad.

    Resucitan a los muertos
    con polvo talco en la boca
    al llegar la madrugada,
    con la lengua almidonada
    para no poder hablar
    y así negar la razón
    a quien lucha por salvar
    de las brasas Vall de Uxó.

    Al Ángel en una esquina
    le molieron las espaldas
    por querer salvar del fuego
    a todas aquellas almas
    que necesitan de un ángel
    que les guíe al mundo nuevo
    donde acequias de agua fresca
    den verdor a la esperanza.

    Buscando amor y cordura
    esto fue lo que encontré;
    al último hombre que fue
    lógico en Vall d´ Uixó
    y en una noche de truenos
    por el puente se tiró
    en busca de un mundo nuevo
    donde hallar hombres de fe
    que sepan que amor y sueños
    son quien ayudan al hombre
    en sus ansias de crecer.

    Mientras tanto y en silencio
    las barcas ya van surcando
    las Grutas de San José.

    Y oigo rugir en sus tumbas
    aquellos muertos de mayo,
    ¿Dónde quedaron los sueños,
    que un puñado de valientes
    despertaron en Chicago?

    ¿Y dime Ángel, dónde está
    esa sangre derramada?
    ¡Qué no ha servido de nada!
    Sigue el pobre en sus miserias,
    sigue el rico en sus calesas
    tiradas por ese obrero
    que no levanta cabeza.

    ¿Cuándo un chorro de agua fresca,
    caerá sobre la espalda
    de aquel que sufre y aguanta
    la locura de quien manda.
    Veo a los muertos de mayo,
    ¡de sus tumbas se levantan!

    Y ya nos gritan; ¡Cobardes,
    por qué permitís la infamia!
    ¡Alguien ya tiene que alzar,
    otra vez el grito al viento!
    ¡Qué nuestra sangre reclama
    haberse perdido en vano!
    ¡Qué sigue siendo el obrero
    el burro que sufre el palo!
    ¡Qué nadie se olvide nunca
    de los muertos de Chicago!

    Ángel Blasco y Mercedes Bou Ibáñez

      • Vogelfrei

        gracias ti querida amiga que me inspiras cada día a más, un placer para mi conocerte y poder leer tus trabajos, que son una genialidad.

      • Violeta

        Para mi es un gran placer , verme reflejada allí en tu nidito de amistades, gracias por tu amistad, saluditos

          • Vogelfrei

            gracias a ti querida amiga el placer también es mío, y mas al poder leerte, abrazos y cuídate mucho

          • Alfredo Saez

            Conmovedora y atrapante esa serie cuasi alucinògena, estimado Vogel!.

              • Vogelfrei

                querido amigo Alfredo, es un honor que pases por aquí, gracias por tus palabras

              • Vogelfrei

                Aullido Allen Ginsberg. He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, histéricos famélicos muertos de hambre arrastrándose por las calles, negros al amanecer buscando una dosis furiosa, cabezas de ángel abrasadas por la antigua conexión celestial al dínamo estrellado de la maquinaria de la noche, quienes pobres y andrajosos y con ojos cavernosos y altos se levantaron fumando en la oscuridad sobrenatural de los departamentos con agua fría flotando a través de las alturas de las ciudades contemplando el jazz. Quienes expusieron sus cerebros al Cielo, bajo Él y vieron ángeles mahometanos tambaleándose en los techos de apartamentos iluminados. Quienes pasaron por las universidades con ojos radiantes y frescos alucinando con Arkansas y la tragedia luminosa de Blake entre los estudiantes de la guerra. Quienes fueron expulsados de las academias por locos por publicar odas obscenas en las ventanas del cráneo. Quienes se encogieron sin afeitar y en ropa interior, quemando su dinero en papeleras y escuchando el Terror a través de las paredes. Quienes se jodieron sus pelos púbicos al volver de Laredo con un cinturón de marihuana para New York. Quienes comieron fuego en hoteles coloreados o bebieron trementina en Paradise Alley, muerte, o purgaron sus torsos noche tras noche con sueños, con drogas, con pesadillas despiertas, alcohol y verga y bolas infinitas, ceguera incomparable; calles de nubes vibrantes y relámpagos en la mente saltando hacia los polos de Canadá y Paterson, iluminando todas las palabras inmóviles del Tiempo, sólidos peyotes de los vestíbulos, amaneceres en el cementerio del árbol verde, ebriedad del vino en los tejados, puestos municipales el neon estridente luces del tráfico parpadeantes, vibraciones del sol, la luna y los árboles en los bulliciosos crepúsculos de invierno de Brooklyn, estrepitosos tarros de basura y una regia clase de iluminación de la mente. Quienes se encadenaron a sí mismos a los subterráneos para el viaje infinito desde Battery al santo Bronx en benzedrina hasta que el ruido de las ruedas y niños empujándolos hacia salidas exploradas estremecidas y desiertos golpeados de cerebros absolutamente secos de esplendor en la melancólica luz del Zoo. Quienes se hundieron toda la noche en la luz submarina de Bickfords emergidos y sentados junto a la añeja cerveza después del mediodía en el desolado Fugazzs, escuchando el crujido del destino en la caja de música de hidrógeno. Quienes hablaron setenta horas seguidas desde el parque a la barra a Bellevue al museo al Puente de Brooklyn, batallón perdido de conversadores platónicos bajando de espaldas las escaleras de escape de los alfeizares del Empire State lejos de la luna, gritando incoherencias, vomitando susurrando hechos y recuerdos y anécdotas y patadas en la bola del ojo y traumas de hospitales y cárceles y guerras, intelectos enteros disgregados en amnesia por siete días y noches con ojos brillantes, carne para la Sinagoga arrojada al pavimento. Quienes se desvanecieron en ninguna parte de Zen New Jersey dejando un reguero de ambiguas postales ilustradas de Atlantic City Hall, sufriendo sudores orientales y artritis Tangerianas y jaquecas de China bajo la basura en las salas sin muebles de Newark. Quienes dieron vueltas y vueltas en la medianoche por el patio de trenes preguntándose adónde ir, y fueron, sin dejar corazones rotos. Quienes prendieron cigarrillos en vagones traqueteando por la nieve hacia granjas solitarias en la noche del abuelo.Quienes estudiaron a Plotino, Poe, San Juan de La Cruz, telepatía y cábala debido a que el cosmos instintivamente vibraba en sus pies en Kansas. Quienes solos por las calles de Idaho buscaban ángeles indios visionarios que fueran ángeles indios visionarios. Quienes pensaban que sólo estaban locos cuando Baltimore destellaba en éxtasis sobrenatural. Quienes saltaron a limusinas con el Chinaman de Oklahoma impulsados por la lluvia de los pequeños pueblos a la luz callejera de la medianoche del invierno. Quienes haraganeaban hambrientos y solos por Houston buscando jazz o sexo o sopa, y siguieron al brillante español para conversar sobre América y la eternidad, una tarea sin esperanza, y tomaron un barco para África Quienes desaparecieron en los volcanes de México dejando tras suyo nada excepto la sombra del estiércol y la lava y la ceniza de la poesía quemada en Chicago. Quienes reaparecieron en la Costa Oeste investigando el F.B.I. en barbas y pantalones cortos con grandes ojos pacifistas atractivos en su oscura piel entregando incomprensibles folletos. Quienes se quemaron sus brazos con cigarros encendidos protestando contra la bruma narcótica del tabaco del Capitalismo. Quienes distribuyeron panfletos supercomunistas en Union Square sollozando y desvistiéndose mientras las sirenas de Los Alamos los deprimían, y se deprimía Wall, y el ferry de Staten Islan también se deprimía. Quienes rompieron a llorar en blancos gimnasios desnudos y temblorosos frente a la maquinaria de otros esqueletos. Quienes mordieron detectives en el cuello y chillaron con placer en autos policiales por no cometer un crimen salvo su propia pederastia salvaje y su intoxicación. Quienes aullaron de rodillas en el metro y fueron arrastrados por el techo ondeando sus genitales y manuscritos. Quienes permitieron ser penetrados por el ano por virtuosos motociclistas, y gritaron con alegría. Quienes chuparon y fueron chupados por aquellos serafines humanos, los marineros, caricias del amor Atlántico y Caribeño. Quienes eyacularon en la mañana en la tarde en jardines de rosas y en el pasto de parques públicos y cementerios esparciendo su semen libremente a quienquiera que llegara. Quienes hiparon sin cesar tratando de reír pero se torcían de llanto detrás de un cubículo de un Baño Turco cuando el ángel rubio y desnudo venía a atravesarlos con una espada. Quienes perdieron a sus amantes por las tres viejas musarañas del destino, la musaraña tuerta del dólar heterosexual, la musaraña tuerta que hace guiños fuera del útero y la musaraña tuerta que no hace nada sino sentarse en su trasero y corta las hebras doradas intelectuales del vislumbre del artesano. Quienes copularon extáticos e insaciables con una botella de cerveza, un novio, un paquete de cigarrillos, una vela y se cayeron de la cama, y continuaron en el suelo y por los pasillos y terminaron desmayándose en la pared con una visión del último coño y llegaron a eludir el último atisbo de conciencia. Quienes endulzaron las conchitas de un millón de chicas temblorosas en el ocaso, y tenían los ojos rojos en la mañana pero preparados para endulzar las conchitas del sol naciente, destellantes traseros bajo los establos y desnudos en el lago. Quienes iban a putas en Colorado por miríadas en autos robados, N.C., héroe secreto de estos poemas, semental y Adonis del alegre Denver a la memoria de sus innumerables encamadas con chicas en lotes vacíos, patios de bares, hileras de desvencijadas casas rodantes en la cima de montañas, en cavernas o con demacradas meseras en familiares subidas de enaguas al lado del camino y especialmente la secreta estación de gasolina solipsismos de Juan, y callejones pueblerinos también. Quienes se desvanecieron en vastas películas sórdidas, se transformaron en sueños, despertaron en un repentino Manhattan, y se encontraron a sí mismos fuera de los sótanos colgados sobre descorazonados Tokay y los horrores de los sueños de hierro de la Tercera Avenida y tropezaron con las oficinas de desempleo. Quienes caminaron toda la noche con sus zapatos llenos de sangre en los muelles esperando una puerta en East River para entrar a un cuarto lleno de vapor caliente y opio. Quienes crearon grandes dramas suicidas en el apartamento de los acantilados del Hudson bajo el rayo azul de la luna de tiempo de guerra y sus cabezas eran coronadas con el laurel del olvido. Quienes comieron la cazuela de cordero de la imaginación o digirieron cangrejos en el fondo lodoso de los ríos de Bowery. Quienes lloraron por el romance de las calles con sus carritos llenos de cebollas y mala música. Quienes se sentaron en cajas respirando en la oscuridad bajo el puente, y se levantaron para construir arpas en sus desvanes. Quienes tosían en el sexto piso del populoso Harlem con llamas bajo el cielo tuberculoso rodeados por las jaulas naranjas de la teología. Quienes garrapatearon toda la noche golpeando y rodando sobre elevadas incantaciones que en las amarillas mañanas eran estrofas de jerigonza. Quienes cocinaron animales podridos pulmones, corazón, pata, cola borsht y tortilla soñando con el puro reino vegetal. Quienes se zambulleron en camiones de carne buscando un huevo. Quienes tiraron sus relojes del tejado para dar su voto a la eternidad fuera del Tiempo y despertadores cayeron sobre sus cabezas todos los días por la siguiente década. Quienes se cortaron las muñecas tres veces seguidas sin éxito, se rindieron y fueron forzados a abrir anticuarios donde pensaban que se ponían viejos y gritaban. Quienes fueron quemados vivos en sus inocentes trajes de franela en Madison Avenue entre ráfagas de versos plomizos y el parloteo borracho de los regimientos de acero de la moda y los chillidos de nitroglicerina de las agencias de publicidad y el gas mostaza de los editores siniestramente inteligentes, o cayeron por los taxis ebrios de la Absoluta Realidad. Quienes saltaron del Puente de Brooklyn esto realmente sucedió y quedaron desconocidos y olvidados en el aturdimiento fantasmal de los callejones de sopa y camiones de incendio de Chinatown, ni siquiera una cerveza gratis. Quienes cantaron por sus ventanas de desesperación, cayeron de la ventana del metro, saltaron en el sucio Passaic, brincaron en negros, gritaron por toda la calle, bailaron descalzos en trozos de copas de vino rotas grabaciones de fonógrafos de la nostalgia Europea jazz alemán de 1930 terminaron el whisky y se lanzaron gemebundos en baños sangrientos, gemidos en sus oídos y la ráfaga colosal del silbido del vapor. Quienes rodaron por las carreteras del viaje al pasado para cada uno el látigo del Gólgota reloj de la soledad de la cárcel o encarnación del jazz de Birmingham. Quienes condujeron una visión para encontrar la eternidad. Quienes viajaron a Denver. Quienes murieron en Denver. Quienes volvieron a Denver y esperaron en vano. Quienes aguardaron en Denver y empollaron solos en Denver y finalmente se fueron para encontrar el Tiempo, y Denver es solitario para sus heroínas. Quienes cayeron de rodillas en catedrales sin esperanza rezando por la salvación de cada uno y la luz y los pechos, hasta que el alma iluminara su cabello por un segundo. Quienes chocaron con sus mentes en la cárcel esperando criminales imposibles con cabezas doradas y el encanto de la realidad en sus corazones que cantaban dulces blues a Alcatraz. Quienes se retiraron a México para cultivar un hábito, o a Rocky Mount para ofrecer Buddha o Tánger a los muchachos al Southern Pacific a la locomotora negra o a Harvard a Narciso a Woodland para la sepultura o daisychain. Quienes exigieron juicios de cordura acusando a la radio de hipnotismo y fueron dejados con su locura y sus manos y un jurado colgado. Quienes arrojaron papas saladas a los conferencistas de Dadaísmo en CCNY y subsecuentemente se presentaron ellos mismos en las baldosas de granito del manicomio con cabezas rapadas y un discurso arlequinesco de suicidio, demandando una lobotomía instantánea, y quienes a su vez se entregaron a la nulidad concreta de la insulina, Metrazol, electricidad, hidroterapia, psicoterapia, terapia ocupacional, ping pong y amnesia. Quienes en protesta seria dieron vuelta sólo una simbólica mesa de ping pong, descansando brevemente en catatonia, volviendo años después verdaderamente calvos excepto por una peluca de sangre, y lágrimas y dedos, a la visible fatalidad del hombre loco de los pupilos de los pueblos locos del Este, salas fétidas de Pilgrim States Rocklands y Greystone discutiendo con los ecos del alma, pegando y rodando en la soledad-banca-dolmen-reinos del amor de medianoche, sueños de vida en una pesadilla, cuerpos convertidos en roca tan pesados como la luna, con la madre finalmente, y el último libro fantástico arrojado por las ventanas del departamento, y la última puerta cerrada a las 4 A.M. y el último teléfono pegado a la pared sonando y la última pieza amueblada, un papel rosa amarillo torcido en un colgador de alambre en el closet, e incluso eso imaginario, nada sino un poco de esperanzadora alucinación ah, Carl, mientras no estés seguro yo no estoy seguro, y ahora tú estás realmente en la sopa animal total del tiempo y quienes por lo tanto corrieron a través de las calles congeladas obsesionados con un repentino destello de la alquimia del uso de la elipse el catálogo el metro y el plano vibrante. Quienes soñaron y encarnaron brechas en el Tiempo y Espacio a través de imágenes yuxtapuestas, y atraparon al arcángel del alma entre 2 imágenes visuales y unieron los verbos elementales y establecieron el nombre y rasgos de la conciencia al mismo tiempo saltando con sensación de Pater Omnipotens Aeterna Deus para recrear la sintaxis y medida de la pobre prosa humana y ponerse frente a ti estupefacto e inteligente y sacudirse con vergüenza, rechazando incluso revelar el alma para conformarse al ritmo del pensamiento en su desnuda y eterna cabeza, el vagabundo loco y el golpe del ángel del Tiempo, desconocido, incluso poniendo aquí lo que podría dejar de ser dicho en tiempo de volver después de la muerte, y surgieron reencarnados en los trajes fantasmales del jazz en la sombra del corno dorado de la banda y exhalar el sufrimiento de la mente desnuda de América para amar en un eli eli lamma lamma sabacthani saxofón que llora estremeciendo las ciudades bajo la última radio con el corazón absoluto del poema de la vida descarnada de sus propios cuerpos buenos para comer mil años.

                • Vogelfrei

                  Allen Ginsberg se está muriendo
                  Lawrence Ferlinghetti


                  Allen Ginsberg se está muriendo
                  dicen los periódicos
                  los noticieros
                  Un gran poeta está muriendo
                  Pero su voz
                  no morirá Su voz está en la tierra
                  En Lower Manhattan
                  en su propia cama
                  está muriendo
                  No podemos
                  hacer nada
                  Está muriendo la muerte que todos mueren
                  Está muriendo la muerte que mueren los poetas
                  tiene un teléfono en la mano
                  y desde su cama en Lower Manhattan
                  llama a todos
                  Tarde en la noche
                  en todos los lugares del mundo
                  el teléfono suena
                  “Habla Allen”
                  dice la voz
                  “Habla Allen Ginsberg” Cuántas veces han escuchado esa voz
                  en todos estos grandes años
                  No tendría que decir “Ginsberg” En todo el mundo
                  en el mundo de los poetas
                  solamente hay un Allen
                  “Quería decirte” dice
                  Les dice lo que sucede
                  lo que se le viene
                  encima
                  La muerte la amante oscura
                  se le viene encima
                  Su voz viaja vía satélite
                  sobre la tierra
                  sobre el mar de Japón
                  donde un día él se alzó desnudo
                  tridente en mano
                  un hombre joven de barba negra
                  como un joven Neptuno
                  de pie en una playa de piedras
                  Hay marea alta y las aves marinas lloran
                  Las olas rompen contra él
                  y las aves marinas lloran
                  en la costa de San Francisco
                  Sopla un viento fuerte
                  hay olas enormes
                  azotando el Embarcadero
                  Allen está en el teléfono
                  su voz está en las olas
                  Yo leo un libro de poesía griega
                  en donde está el mar
                  y los caballos lloran
                  donde los caballos de Aquiles
                  lloran
                  aquí junto al mar
                  en San Francisco
                  donde las olas lloran
                  Hacen un sonido sibilante
                  profético
                  Allen
                  susurran
                  Allen

                  • Vogelfrei

                    La vida sin fin
                    Lawrence Ferlinghetti


                    No tiene fin
                    la espléndida vida del mundo
                    no tiene fin su hermoso vivir
                    su hermoso respirar
                    sus hermosas criaturas sensibles
                    observando escuchando y pensando
                    riendo y bailando
                    suspirando y llorando
                    a través de las tardes sin fin
                    noches sin fin de amor y éxtasis
                    alegría y desesperanza
                    bebiendo y fumando
                    charlando cantando
                    en los Amsterdams sin fin
                    de la existencia
                    de animadas conversaciones sin fin
                    y de los cafés sin fin
                    en los cafés literarios de las mañanas de lluvia
                    sin fin las películas de la calle que pasan
                    en los automóviles en los tranvías del deseo
                    en las inagotables vías de la luz radiante

                    Sin fin el baile de las melenas
                    al ritmo sin aliento del punk rock
                    y de la música disco su aire en la cabeza
                    a través de las medianoches de la Vía Láctea
                    hasta los paraísos del amanecer
                    hablando fumando y pensando
                    de todo aquello que en la noche no tiene fin
                    en lo blanco de la noche la luz de la noche
                    Ah sí el vivir y amar no tienen fin
                    odiando y amando besando y matando
                    No tienen fin los latidos la respiración la procreación
                    la rueda de la vida de carnes
                    girando constantemente en el tiempo
                    Vida sin fin muerte sin fin
                    no tienen fin el aire y la respiración
                    Mundos sin fin
                    en los que los días nunca terminan
                    en las capitales del otoño
                    sus grandes avenidas de hojas en llamas
                    Sin fin los sueños y los cuerpos
                    en los que el sueño desovilla
                    las mangas tejidas de la ansiedad
                    los laberintos del pensamiento
                    las laberínticas ensoñaciones del amor
                    las espirales del deseo y su exageración
                    los innumerables finales de lo innombrable
                    Sin fin los cielos incendiados
                    sin fin el universo que gira
                    Mundo sobre una hoguera de hongos
                    No tiene fin el fuego que respira en nuestros cuerpos
                    tatuados comedores de fuego bailando en las plazas
                    tragando el aire incendiado de la gasolina
                    Valiente el corazón batiente de la vida llameante
                    sus pulsos compases y llamas apagadas
                    Sin fin los campos de los sentidos
                    los olores del deseo del amor
                    los maullidos de los gatos en celo
                    el aroma intenso de los sexos
                    El sonido de los que hacen el amor no tiene fin
                    el sonido de las camas chirriantes no tiene fin
                    el gemido de los amantes no tiene fin
                    escuchado en la noche a través de las paredes
                    Los gritos del éxtasis inacabables
                    las voces encendidas
                    en la última y perdida culminación
                    el ruido de las máquinas de música saltando
                    el fluir del jazz del esperma sus ritmos
                    difunden su energía en el paraíso
                    Y luego los intentos de fuga no tienen fin
                    huir de la náusea de Sartre
                    de las colinas peladas
                    donde se consumió la sensación
                    en el lento fuego del tiempo
                    de la alegría de vivir desesperanzada
                    de los barcos cargados de ilustración
                    de los barcos cargados de mierda
                    que aún flotan
                    en los infernales ríos de Caronte
                    codicias histerias paranoias
                    poluciones y perversiones
                    Sin fin l’homme revolté
                    en el anónimo rostro de la muerte
                    en las huellas del estado monstruo
                    No tiene fin sus visiones anárquicas
                    No tiene fin su alienación
                    No tiene fin su poesía alienada
                    tábano del estado
                    portador de la esencia de Eros
                    No tiene fin el sonido de la vida
                    del hombre que vive en la tierra
                    las audiciones radiales sin fin
                    las transmisiones de tv sin fin
                    No tienen fin
                    los rollos de papel en la rotativas
                    el fluir de las palabras y las imágenes
                    en las cintas de las máquinas de escribir
                    escritura automática y garabatos
                    sin fin los pòemes dictés por lo desconocido
                    sin fin los llamados telefónicos
                    hacia los confines de la tierra
                    y la espera de los amantes en las terminales
                    y el llanto de los pájaros en las terrazas
                    y el graznido constante de los cuervos en el cielo
                    y el multiplicado canto de los grillos
                    y los mares rugientes y las aguas gimientes
                    alzándose y cayendo sobre guijarros distantes
                    y las mareas lamedoras durante los Idus del otoño
                    beso salitroso de la creación
                    Infinitas las campanas del mar anunciándose
                    Más allá de las represas y los diques de la vida
                    y el repetido llamado de las campanas
                    en las iglesias vacías
                    en las torres del tiempo
                    Infinita la manifestación de calamidades
                    del barbado hombre santificado
                    No tiene fin
                    La cuerda del corazón del mundo
                    desenroscándose
                    resplandeciente en el tiempo
                    brillando a través del espacio
                    No tienen fin los cruceros turísticos
                    atravesándola
                    barquitos pequeños en los canales infinitos
                    millones de ventanas en llamas en el atardecer
                    la ciudad quemándose con las sobras de la luz
                    los distritos de faroles rojos brillan y danzan
                    con pijas porno pijas de neón
                    y los vibradores que vibran sin descanso
                    en las piezas de edificios a medio derruir
                    Sin fin el movimiento de las mandíbulas
                    masticando las carnes de los sandwiches del deseo
                    los jugosos bifes anchos del amor
                    Sin fin los sueños y los orgasmos
                    ritos de fertilidad ritos de pasaje
                    y el vuelo de las aves fértiles
                    sobre los techos de las casas
                    y los huevos que caen en los nidos
                    en las vaginas sin fin
                    los intentos y tentaciones de la carne
                    en las habitaciones por hora del amor
                    donde canta la paloma golpeada
                    No tiene fin el nacimiento de las criaturas
                    en los sitios donde el amor y el deseo
                    han tomado aposento
                    Sin fin el dulce nacimiento de la conciencia
                    y sus amargas muertes en vano
                    Sin fin el marchitamiento
                    de las pieles las frutas efímeras fugaces
                    y las sirenas de neón
                    cantando unas a otras en alguna parte
                    Sin fin las leves variaciones
                    de lo absolutamente familiar
                    los fuegos de la juventud
                    las brasas de la ancianidad
                    la furia del poeta renacido
                    No tiene fin toda creación
                    en la danza muda de las moléculas
                    Todo se transmuta todo cae en el silencio
                    y todo gime llora una y otra vez
                    Sin fin la espera interminable
                    Dios y Godot
                    nunca terminan de llegar
                    No tienen fin las acciones los planes
                    los dilemas y las demoras
                    Absurda la espera que anula la acción
                    y desea que ya no existan las guerras
                    y desea la desaparición de los estados
                    Es inútil la espera que niega la acción
                    No tiene fin la lucha entre el bien y el mal
                    las cabriolas del destino los viajes del odio
                    sin fin la energía nuclear
                    la energía interna de la tierra
                    las reacciones en cadena sin fin
                    del fogonazo final
                    que fallan en sus intentos
                    mientras las Blancas Bicicletas de la protesta
                    circulan lentamente a su alrededor
                    Pues algún día estos dioses con rostros caninos
                    que calzan zapatos a la moda escarpines de Gucci
                    botas tejanas y sombreros de latón
                    y viven en bunkers
                    con muchos botones e interruptores
                    a su alcance
                    desaparecerán les llegará el fin
                    Pues lo que nunca tendrá fin
                    es la esperanzadora posibilidad
                    de elegir en nuestras encrucijadas
                    elección que aún no ha sido realizada
                    elegiremos
                    la iluminación de las mentes oscuras
                    los senderos de la gloria
                    los verdes gigantes de la casualidad
                    los anzuelos de la esperanza
                    en los pantanos del desaliento
                    las colinas en la distancia
                    los pájaros en los arbustos
                    los arroyos de la luz oculta
                    las melodías desconocidas
                    las sesiones del pensamiento dulce y silencioso
                    y las muertes felices de los corazones todos los días
                    y las pijas de barro
                    y los pies enfundados en zapatillas
                    recorriendo la bahía
                    Y es más
                    son infinitas las puertas
                    de la percepción que aún deben ser abiertas
                    y los potentes chorros de luz
                    en el elevado espíritu del hombre
                    en el espacio exterior muy dentro nuestro
                    en el Amsterdam del Ying y del Yang
                    Sin fin las rubaiatas sin fin las beatitudes
                    sin fin los shangrilas sin fin los nirvanas
                    sutras y mantras sin fin
                    satoris y sensaras sin fin
                    Bodhiramas y Bodisatvas
                    Karmas y Karmapas
                    Sin fin las Shivas cantando danzando
                    en los humeantes vientres del éxtasis
                    Brillos trascendencia
                    penetrando la cristalina noche del tiempo
                    en el silencio sin fin del alma
                    en la larga y altisonante historia del hombre
                    en el sonido y la furia sin fin
                    significando todo
                    con sus alucinaciones sin fin
                    adoraciones e iluminaciones
                    y destrucción total
                    y erecciones e exhibiciones
                    fascismo y machismo
                    circos de las almas extraviadas
                    parques de diversión de la imaginación
                    Coney Islands
                    del poema sin mente sin fin
                    dictado por la voz individual
                    del inconsciente colectivo
                    ciego en las huellas
                    del tiempo
                    En los últimos días de Alejandría
                    El día que precede a Waterloo
                    Los bailes prosiguen
                    En la noche se escuchan
                    los sonidos de una fiesta bulliciosa

                    • Robin.the wolf

                      Te agradezco que le hayas colocado como favorito a HOY TE OLVIDO.
                      Saludos desde Panamá

                        • Vogelfrei

                          gracias a ti querido amigo por publicar tus escritos!!! una placer pasar a leerte!! saludos de argentina abrazos y cuídate mucho!!!

                        • lyi roseblue

                          Gracias por llevar a favoritos
                          Tal vez ya sin retorno
                          Saludos cordiales

                            • Vogelfrei

                              gracias a ti por tus hermosos escritos un placer el pasar el leerte, abrazos y cuídate mucho!!!

                              • lyi roseblue

                              • Dulce

                                Gracias Vogelfrei por guardar mis escritos, abrazo

                                  • Vogelfrei

                                    gracias a ti querida amiga, continua publicando que lo haces muy bien, saludos y abrazos cuídate mucho

                                  • Eco del alma

                                    Muchas gracias estimado amigo por su visita y guardar mis letras
                                    Un gran abrazo y cordiales saludos
                                    Eco del alma

                                      • Vogelfrei

                                        gracias a ti seguiré pasando a leerte cada vez que publiques abrazos y saludos para ti también amigo mío,

                                      • Julián Yanover

                                        Bienvenid@ a Poemas del Alma!

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