Controlar el ritmo en una historia

Controlar el ritmo en una historia

Cuando comenzamos a escribir lo tenemos clarísimo. Estamos tan convencidos de que esta será la mejor historia de todas que apenas nos detenemos a medir la estructura y a analizar el destino de nuestro trabajo. Y nos decimos, esta vez sí voy a terminar de escribirla y conseguiré publicar esta novela. Pero pasan los meses y notamos que nuestra genial historia ha sufrido una pequeña metamorfosis, pasando de increíble a menos genial, después a algo pesada hasta convertirse en la peor historia que se nos pudiera ocurrir. Y, una vez más, como ya lo hemos hecho con anterioridad, desistimos y nos ponemos con otra historia que comienza siendo única.

Y así, nuestro ordenador queda colapsado de varios gérmenes que podrían haber resultado en una buena novela pero que no hemos sabido manejar de la forma adecuada, y la hemos condenado al olvido. Pero ¿por qué nos sucede esto? La respuesta es sencilla: no somos capaces de controlar el ritmo de principio y a fin y nuestras historias comienzan con una buena intensidad pero se van opacando y van perdiendo velocidad hasta que se esfuman.

Cuando hablamos de ritmo no nos referimos a la acción vertiginosa y a las novelas policiales. El ritmo es un elemento que no debe faltar en ningún tipo de historia. El control del ritmo nos permitirá mantener al lector atento mientras lo llevamos a través de ese viaje que hemos pautado en nuestra historia. Aquí les dejo algunas cuestiones que resultan de real importancia a la hora de encarar la escritura.

Controlar el ritmo en una historia

Historias en las que no pasa nada

Hace unos días leí un texto (no recuerdo la web en la cual se hallaba publicado; lo siento) en el que se nos recordaba algo muy importante: en una historia son tan malos los momentos en los que hay un exceso de acción, como los capítulos sucedáneos protagonizados por la inacción, momentos en los que no ocurre nada.

Según el autor de dicho artículo, ambos fallos responden a la inseguridad del escritor de sentirse capaz de mantener al lector atento durante toda la historia; esta razón lo lleva a recurrir a acciones descabelladas y situaciones estrambóticas que atraen, pero que al final terminan resultando poco creíbles. Me parece una gran verdad: a veces creyendo que sorprenderemos al lector terminamos ofreciéndole una historia poco cercana o creíble que hasta nosotros dejaríamos de leer si nos topáramos con ella.

Encontrar el equilibrio entre los momentos en los que suceden cosas importantes y aquellos en los que no pasa nada es fundamental para dotar a nuestra historia del ritmo adecuado. Es una forma idónea para permitir que el lector conozca de cerca a nuestros personajes, en situaciones normales, para poder entender quiénes son, qué hacen, de qué cosas disfrutan en un día corriente. Es por tanto muy importante recordar que el exceso de acción puede traer como consecuencia que el lector se acostumbre demasiado a que siempre está pasando algo y pierda el interés.

Pero, así como el exceso de acción puede cansar al lector y llevarlo a abandonar la lectura, lo mismo ocurre si en la historia no ocurre nada. Si durante páginas y páginas sólo hay descripciones, razonamientos e imágenes. Por eso, para conseguir que el ritmo se mantenga es importante que haya una relación simétrica entre los momentos en los que ocurren cosas y cuando no sucede nada.

Controlar el ritmo en una historia

Signos de puntuación y lectura en voz alta

Los signos de puntuación son importantes. Sí, eso ya lo sabemos. ¿Lo sabemos realmente? ¿Hablan nuestros textos de esta certeza? Construir una historia donde cada coma esté por algo, para permitir que el lector respire y pueda disfrutar completamente de la novela, es fundamental. Para eso existen los signos de puntuación y ninguna obra será considera interesante si no hace un buen uso de ellos. La puntuación es una de las principales responsables del ritmo de nuestras historias.

Para comprobar que hacemos un buen uso de los signos es una buena decisión leer nuestra historia en voz alta para poder captar aquellos fallos o defectos que no aparecen a la vista en la lectura silenciosa. Para ofrecer una experiencia de lectura fluida debemos evitar la reiteración de los nombres y de ciertos complementos que nos sirven como nexos del texto. Al leer en voz alta podremos comprobar dicha fluidez. Recordemos también que son más efectivas las frases cortas que las oraciones extensas y llenas de complementos.

Abandonar una historia porque ya no nos satisface parece ser una decisión que hemos tomado muchos escritores alguna vez; no obstante, algunos tenemos una extraña fascinación por ese escribir compulsivo del comienzo que nos lleva a abandonar casi todo. Una buena forma de trabajar contra ese miedo de terminar puede ser trabajar intensamente y buscar que el hilo de nuestras historias permanezca intacto a lo largo del tiempo y nos ayude a mantener el ritmo para escribir una novela que nos deje medianamente satisfechos. ¿Se animan a poner en práctica estos consejos?

Controlar el ritmo en una historia

Comentarios3

  • Rapsodico

    Me animo y seguiré estos fantásticos consejos 😉
    A ver si soy capaz de conseguirlo.
    Un abrazo, Tes.

  • MARIA GUADALUPE MORENO ROBLES

    Muchas gracias por esta interesante publicación. Escribo poemas y relatos breves. Me estoy esforzando en escribir trozos autobiográficos. Me serán de mucha utilidad estos consejos.

  • B. rous

    Muchas gracias por estos útiles consejos.



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