«Sherezade fue mi amiga», de Pilar Valderrama —Ediciones del Genal—

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Con este prólogo nos invita Alba Valderrama a leer «Sherezade fue mi amiga» de Pilar Valderrama (Ediciones del Genal), y nos avisa que este es un libro fuera de lo normal, en el que la atmósfera se lleva el protagonismo de las historias y la mirada de los personajes va mutando al mismo tiempo que lo hace el paisaje.

En este libro podemos disfrutar de una serie de relatos que se ubican entre fantasía y realismo y que se encuentran protagonizados por criaturas de peculiares características. Esta lectura nos obliga a detenernos un instante para entender cuáles son los hilos que sostienen nuestra realidad, aquéllos en los que creemos a ciencia cierta y a preguntarnos qué pasaría si de pronto, se cortaran.

La atmósfera como punto de partida

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Personas que aparecen pero que no se sabe si están vivas o son espíritus que han quedado flotando en el limbo, padres abandónicos que regresan después de muchos años, situaciones propias de la realidad que avanzan hacia un territorio donde lo sobrenatural parece la norma. Criaturas extravagantes que no se sabe si pertenecen a esta realidad o han debido saltarse los controles de un portal interdimensional, niñas frágiles que se convierten en guerreras temerarias, vidas que cambian, mutan a causa de las fuerzas naturales. Estos elementos se pasean por las páginas de «Sherezade fue mi amiga», un libro compuesto con muy buen gusto y con tintes de humor que le otorgan encanto y credibilidad.

La importancia que Pilar le da al ambiente es uno de los elementos a destacar. Con precisión nos interna en ese universo en el que el mundo conocido desaparece y nos obliga a sentirnos parte de un nuevo escenario lleno de misterio. Para ello, juega con los aromas, la nitidez y las características ambientales para generar en nosotros visiones más o menos escabrosas. En todos los relatos la narración pasa abruptamente de la realidad más estricta a la fantasía, aunque nunca termina de abrazarse a ella del todo; y es esto justamente lo que los convierte en artefactos extraños en los que todo parece posible.

De la naturaleza del relato

Una de las particularidades del relato es que carece de naturaleza. Otros géneros, como la novela, el ensayo o la poesía exigen un orden, una cierta composición, pero en el mundo del cuento todo puede ser válido, si es funcional con aquello que se desea contar. Esta versatilidad que ofrece el género breve le permite a Valderrama jugar con el escenario de una forma particular, coquetear con la fantasía sin caer en ella y estirarse para tocar la muerte sin siquiera mencionarla.

No obstante, en este libro también encontramos relatos realistas con una cierta denuncia social y problemáticas cotidianas. Por lo que podríamos decir que es un libro bastante heterogéneo. En «Ensayo sobre gasterópodos», por ejemplo, nos internamos en una de esas historias que podrían haber salido perfectamente de un encuentro juvenil a la lumbre de una linda fogata (esas historias, con el miedo y el frío trepando por la espalda y el corazón en la boca). Pero «La mesa petitoria», por poner otro ejemplo, se encuentra escrito en un hilo absolutamente diferente; una lectura sobre lo que el pasado provoca en nosotros, sobre las dificultades para salir adelante, o las posibilidades de enfrentarse a los trastornos de la infancia a través de la madurez. «Todos los días de Patricia», también sigue en esa línea, más realista y social. Sólo tres ejemplos, de una lectura colorida y versátil que les recomiendo.

El relato que bebe de la tradición oral

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«Sherezade fue mi amiga» es un libro que reúne una serie de relatos que proponen lecturas variopintas y que se alimenta de las cualidades de la narrativa oral. Valderrama toma el nombre de la narradora de los cuentos de «Las mil y una noches» para invitarnos a participar de un universo semejante al que nos atrapa cuando leemos esas tradicionales historias. Y lo consigue, porque a lo largo de la lectura nos invade esa sensación de estar en una realidad en la que lo sobrenatural juega sus cartas y decide nuestro destino. Y en eso, creo, se parece este libro al de la mitología medieval.

En este libro podemos descubrir a una autora concisa y ordenada que es capaz de provocar intensas emociones en nosotros. Como pequeño inconveniente en la lectura podría citar aquello que no suele faltar en los primeros libros: la sensación de estar leyendo un texto que busca causar algo en particular y que se apoya en la certeza de que se está explorando una forma de expresividad innovadora. Aún así, las debilidades de las primeras obras son más atractivas que las que trae la madurez, donde mantener el entusiasmo por la escritura es tan difícil y la mayoría de los autores no lo consiguen, por lo que sostengo la recomendación sobre este primer libro y me propongo estar atenta a lo próximo de esta narradora.

Pilar Valderrama fue alumna de los talleres de escritura de Mitad Doble y cuenta en este primer libro con la colaboración de Concha Galea, a cargo de las bonitas ilustraciones: que simulan los grabados de los libros antiguos, lo cual enriquece la atmósfera y nos lleva a esos escenarios de los que tanto hemos disfrutado en la infancia. Un trabajo conjunto homogéneo y bello.

¡Lean «Sherezade fue mi amiga» y disfruten de la ilusión y el buen trabajo de una narradora que promete!

 

 

SHEREZADE FUE MI AMIGA
Pilar Valderrama
Ilustraciones: Concha Galea
Ediciones del Genal
978-84-168713-5-3
111 páginas
13,30 €



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