Palabras como un río

Victorio SuárezFue publicado recientemente el libro Fantasmas peregrinos, del escritor y poeta Victorio V. Suárez. La obra literaria lleva el sello editorial de Servilibro.

Al adentrarme en los relatos del texto, he podido observar una fluidez verbal sorprendente. Esa fluidez verbal tiene mucho contenido, desde luego. Al decir contenido, me refiero a la expresión sincera, plena e imprescindible del arte.

Victorio V. Suárez nos lleva, con su pluma que corre con agilidad y conocimiento de lo que es realmente una buena narración, por lugares y sitios de nuestra Asunción, donde se respira un ambiente prostibulario y donde la comunicación, el estilo de vida y la psicología de los personajes son cabales expresiones de un submundo que existe, de hecho, y que él explora con habilidad, oficio, conocimiento y cierta dosis de poesía.

Este libro es un acierto.

Y es un acierto, también, el cuento o relato que nos habla de una casa embrujada y habitada por fantasmas, en Sajonia.

Ocurre muchas veces que los escritores se trancan, que no encuentran los colores y los tonos y hasta el lenguaje de lo que quisieran contar o narrar. Esa «indisposición» se nota y hace que la lectura sea un acto de esfuerzo.

Con la obra de nuestro autor, entramos en un universo lleno de palabras que van desparramándose y que nos muestran que estamos en presencia de un libro importante, donde todas las intenciones dieron buen resultado.

Hay mundillos en nuestra Asunción, y de esos mundillos extrae el autor pepitas de oro, narrándolos, así, con exactitud, poniendo el acento literario sobre la mierda, sobre la decrepitud y sobre las pasiones viejas y escondidas en algún lugar del corazón.

El lenguaje es personalísimo.

Eso es importante: Victorio V. Suárez ha logrado alcanzar su propio lenguaje.

¿No es acaso eso lo que perseguimos en nuestras faenas literarias los escritores?

«La negra sulunga» es una explosión de orgía y sensualidad. Hay también destellos de poesía en esta suerte de relato de una mujer plena de erotismo y carnalidad. La prosa es llevada por su destino. El despliegue de sexo en sus más variadas formas encuentran en la protagonista un acento triunfal.

Muchos son los relatos que integran esta serie, y algunos son reveladores del sexo desenfadado.

Buen observador, el autor rescata para este libro, lo que muchos escritores no han podido ver con claridad.

El apartado «Paso hacia la luz» es la reverberación y el bautismo de la muerte, del propio yo. También es un peregrinaje hacia el abismo, hacia la consumación de los propios días, dentro de un mundo de palabras escatológicas, devoradoras de toda ilusión, de todo sentimiento de esperanza.

A veces los términos lingüísticos se desparraman y hacen un poco difícil la tarea del lector: la lectura y posterior comprensión de la obra.

El escritor es fanático, digamos, de aquel lenguaje que se agiganta tomando caminos imprevisibles.

Crea un clima de desborde. Las palabras se le amontonan, viborean, se mutilan a sí mismas y vuelven a crearse, a recomponerse.

A Victorio V. Suárez le gusta jugar con los espectros del tiempo, de la propia humanidad y del interior infinito.

Él hace un universo de fantasía.

No pisa tierra.

Acaso eso debo reprochárselo.

Pero estos relatos se conjugan para celebrar los múltiples dibujos y rostros y diseños y caminos del ser humano.

BREVE RESEÑA DEL AUTOR: Nació en Asunción en 1952. Poeta, ensayista y periodista. Forma parte de la llamada «Generación del 80». Egresó de la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción, en la carrera de Historia. Sus poemas y artículos aparecieron desde 1970 en los suplementos culturales de La Tribuna y ABC Color. Publicó en todas las ediciones colectivas del «Taller de Poesía Manuel Ortiz Guerrero». En el año 1985 ofreció su poemario Los fuegos del alba. En 2001 publicó la primera edición de Literatura paraguaya (1900-2000). Expresiones de los máximos representantes. También: El cristal y la rosa (Poemario), La niña de sepia; Proceso de la literatura paraguaya; Cristal Interior.

Comentarios2

  • evita11

    Victor V, S. felicidades por esa facilidad en tu escritura, el enunciado con el que te calififican, palabras como un río suena de lo más interesante. tal vez me suena a esa sensibiliad que nos da el escuchar el correr el agua del río al sentarse a su orilla. y disfrutar con los ojos cerrados del sentido del oído al escucharlo correr. cuesta abajo. leere algo tuyo saludos y adelante en este arte del escribir.

  • evita11

    bueno igual mi segundo apellido es de Río, y por ahí se escucha que "cuando el río suena es que agua lleva.



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