La lectura es un hábito vinculado al poder de la transformación. El arte, también. Por eso “Mi papá estuvo en la selva” es una publicación literaria que nació impulsada por la creatividad y el deseo de provocar un cambio de raíz en los lectores, plantando en ellos una buena semilla capaz de hacerlos crecer, madurar y dejarlos florecer con conciencia ecológica. Y que sean ellos quienes, motivados por el deseo de cuidar el medio ambiente, planten el libro que han disfrutado.
Esta curiosa propuesta está impulsada por Pequeño Editor, un sello argentino que con la colaboración de personal de Papelera Palermo ha logrado generar ejemplares de un libro-árbol que no se comercializa pero sí se planta. En este proyecto unieron esfuerzos el argentino Gusti, quien se encargó de redactar la historia, y la ilustradora francesa Anne Decis.
La particularidad de este lanzamiento editorial es la concepción ecológica de la obra, ya que los ejemplares fueron elaborados con tinta biodegradable y papel libre de ácidos procedente de bosques protegidos. Las portadas, además, incluyen en la pulpa del papel semillas de jacarandá para que el libro sea plantado y, al crecer, recuerde siempre la experiencia lectora y la importancia de hacer algo bueno por la naturaleza.
Según informa la agencia Telam, este plan literario-ecológico será lanzado de forma oficial el mes próximo, en el marco de un encuentro que tendrá lugar en la provincia argentina de Chaco con la participación de las abuelas cuentacuentos que integran la Fundación Mempo Giardinelli.
El proyecto, de acuerdo al testimonio de la editora Raquel Franco, pronto llegará a Italia y Ruanda, además de expandirse por todo el territorio argentino mediante la inscripción vía correo electrónico (la dirección de contacto es [email protected]) de los interesados en acceder a este libro-árbol.
Para hacer esta experiencia más completa e interesante, los responsables de la iniciativa proponen que cada niño que haya leído “Mi papá estuvo en la selva” busque información y alternativas para plantar el libro en el sitio más apropiado posible y descubra cómo debe cuidarlo. Con el tiempo, la alegría de ver aparecer los brotes y comprobar que él sembró vida, disparará en él recuerdos de la historia y la satisfacción de haber hecho algo positivo por el planeta, como es plantar un árbol.
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