Julio Llamazares pronostica un mal futuro para el libro impreso

Las consecuencias negativas que pueden llegar a evidenciarse en el sector editorial frente al avance del e-book son, desde hace tiempo, motivo de análisis y debates varios en distintos rincones del mundo.

Julio LlamazaresCada intelectual que profundiza en la cuestión posee un determinado punto de vista, aunque ni siquiera las justificaciones que respaldan cada postura garantizan que vaya a suceder lo que cada uno dice.

En las últimas horas, quien se refirió al futuro del libro impreso fue Julio Llamazares, el escritor y periodista español que ya desde hace tiempo se permite opinar sobre la situación actual de la literatura.

En el marco de una rueda de prensa previa al Encuentro de Literatura de Viajes que se llevó a cabo en Santiago de Compostela, el autor compartió su visión personal sobre qué pasará en los próximos tiempos con el libro de papel. Como creemos que más de un lector puede sentir interés en conocer la perspectiva de Llamazares, a continuación citaremos algunos de los conceptos detallados por el novelista nacido en Vegamián en marzo de 1955.

Llamazares, recogen desde Qué.es, no cree que haya que sentir preocupación o lamentar las transformaciones asociadas a la literatura porque lo que cambian son los soportes, «no la necesidad de contar».

Según él, el libro de papel perderá espacio ya que «la tecnología evoluciona y ofrece una alternativa a los ejemplares que ocupan un espacio físico importante, pesan y son difíciles de manejar». A fin de quitarle dramatismo a la idea, el escritor recordó que, así como el formato electrónico se impondrá poco a poco, en el pasado ya se registraron desapariciones de soportes como «el pergamino, el papiro y las tablas mesopotámicas».

Por supuesto, así como él ha adoptado una postura al respecto, hay otras personas de perfil convencional que no creen que la tecnología consiga imitar la sensación que se tiene al disfrutar al tacto las páginas de un libro. Ambos pensamientos son respetables, pero tal vez sólo uno consiga ser respaldado por la realidad. Esperemos, pues, que sea el futuro el que nos sorprenda mientras aún quedan ejemplares impresos por aprovechar.



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