Lo perdió todo.
No por desgaste,
sino en un instante que partió el tiempo
en un antes y un después.
Ella creyó —como se cree cuando se es honesta—
que el mundo guardaba algún tipo de equilibrio,
que darlo todo tenía sentido.
Y lo dio.
Dio las horas que no regresan,
las noches sin nombre,
las madrugadas donde el cansancio
ya no era cansancio,
sino una forma de dolor silencioso.
Trabajó cuando la noche se hacía espesa,
cuando el silencio pesaba más que el cansancio,
cuando la madrugada la encontraba despierta,
con los ojos ardiendo
y la esperanza sostenida apenas por costumbre.
Cada esfuerzo era una promesa,
cada sacrificio una apuesta
a que algo, en algún momento,
valdría la pena.
Pero el mundo no respondió.
Su esfuerzo tocó la realidad
y se volvió desgracia.
Como papel arrojado al fuego,
todo lo que construyó
ardió sin siquiera iluminar.
Lloró.
Y ni siquiera eso le perteneció.
El poderoso tomó sus lágrimas
y las convirtió en cifras, en castigos,
en pruebas de que el dolor ajeno
puede administrarse sin culpa.
Así entendió que hay quienes suben
pisando el cansancio de otros.
La fortuna nunca llegó a buscarla.
Tal vez porque el lugar donde vivía
no figuraba en los mapas,
porque nadie enseñó el camino de salida,
porque a los pueblos sin nombre
la esperanza llega tarde
o no llega.
Ella aprendió, con el cuerpo herido,
que el mundo no sigue reglas claras.
Que esforzarse no salva,
que la bondad no protege,
que el mérito no garantiza nada.
Y aun así, permanece.
No porque no duela,
sino porque doler no la borró.
Porque haberlo perdido todo
no le quitó lo único irrenunciable:
la dignidad de haber dado la vida entera,
día y noche,
incluso cuando el mundo
solo supo devolver desgracia.
-
Autor:
Noelia Beteta (
Offline) - Publicado: 30 de diciembre de 2025 a las 17:52
- Comentario del autor sobre el poema: Este poema intenta darle voz a un dolor que no me pertenece, a una experiencia que no viví en mi propia piel y que no pretendo explicar. Escribo desde la empatía y el respeto, consciente de que hay procesos que solo pueden ser comprendidos por quien los atraviesa. Nace del reconocimiento a un esfuerzo inmenso, a las madrugadas sostenidas con fe, y al accidente inesperado que llegó justo cuando todo parecía finalmente posible. Ella está viva, en rehabilitación, enfrentando cada día con paciencia y valentía. Este poema está dedicado a mi amiga Sharet, como una forma de acompañar su proceso, de honrar su fortaleza y de recordarle que su historia no terminó, solo cambió de ritmo.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 9
- Usuarios favoritos de este poema: Noelia Beteta, alicia perez hernandez, • ΔLCIDΞϟ ♡⚔︎, Ana Blanes, Loky, Salvador Santoyo Sánchez

Offline)
Comentarios1
La empatía y la misericordia está entre las virtudes que podría salvar a la Humanidad, desde este hecho y sentir verdadero es desde el cual comprendo lo que tan maravillosamente has escrito. Gracias.
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