La tierra se despereza en la mañana,
con aliento de helechos y rocío,
un pájaro borda el cielo sin medida,
y el río habla en voz baja a su destino.
La brisa peina el pelo de los robles,
el musgo guarda secretos de la sombra,
y entre las piedras, donde el silencio canta,
nace una flor sin miedo, sin pregunta.
El sol no exige nada, sólo alumbra.
La montaña no corre, pero llega.
Y en cada rama que no se apura,
hay una danza antigua que nos espera.
No hay prisa en la raíz ni en el insecto,
todo ocurre cuando debe suceder,
y si hoy no hay canto en tu pecho abierto,
espera… que también eso es florecer.
Antonio Portillo Spinola
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Autor:
Spinoport (Seudónimo) (
Online) - Publicado: 28 de diciembre de 2025 a las 07:17
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 3
- Usuarios favoritos de este poema: William Contraponto

Online)
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