¡Quién lo creyera!

el brujo de letziaga

 

Un guerrero se acerca,
a la admisión de una puerta consagrada,
con mirada arrepentida...

 

Sin ceñirse a ninguna regla,
con gran docilidad,
cuando Dios le llama y obedece el alma...

 

Le requiere su espada,
y la transforma en el perfume de una rosa,
ardiendo su antorcha...

 

Con devoción suma,
una oración al crucificado le recitaba,
y tres veces la repetía...

 

¡Quién lo creyera!
que la paz protege su alma y ya no guerrea,
pues en Cristo tiene la gloria...

 

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Comentarios +

Comentarios1

  • William Contraponto

    Un poema de imágenes intensas y simbólicas, donde la transformación del guerrero en buscador de paz se expresa con delicadeza.

    Un saludo fraterno
    William



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