Y llegaste tú

Francisco Gallardo Perogil

Y llegaste tú

Aquella tarde de naciente otoño era gris la luz, entre una pequeña llovizna que apenas se oía.

Y entonces apareciste tras la puerta, con un brillo de mil soles que intensamente relucía.

Mi hogar se tornó alegre en segundos con tu presencia mágica, y traíste un cesto de bendiciones para cambiar mi vida.

Tu sonrisa susurrante y tierna era paz profunda, serenidad que sin querer todo lo envolvía.

Ojos de mar en calma, azules y atrayentes, me miraban con hermoso cariño... Gracias... Y regresó la armonía.

Francisco Gallardo Perogil 

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