Dos aleteos; de pronto, un rugido hambriento.
La bestia famélica rasga piel y hueso,
mira el vacío: lascivos deseos.
En Hestia sagrada consumo los ruegos,
mas Vesta los calma: brasero del pecho.
La palabra, hecha verbo, se sentó en mi centro;
apenas dos instantes, y aún los padezco.
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Autor:
Salvador Velázquez (
Online) - Publicado: 25 de diciembre de 2025 a las 00:08
- Comentario del autor sobre el poema: El amor no siempre es lindo, a veces también duele, pero siempre es real.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 2
- Usuarios favoritos de este poema: WandaAngel

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