Salvador Velázquez

Mi cliché romántico

Dos aleteos; de pronto, un rugido hambriento.
La bestia famélica rasga piel y hueso,
mira el vacío: lascivos deseos.
En Hestia sagrada consumo los ruegos,
mas Vesta los calma: brasero del pecho.

La palabra, hecha verbo, se sentó en mi centro;
apenas dos instantes, y aún los padezco.