Al ardor y pasión se embarcaron, en un volcán sanguíneo,
Ese par de juventud.
Envueltos en el espiral del devenir natural,
Entregados a uno de los ciclos globales referenciales históricos,
Y fluyendo por el viñedo trémulo y delirante del placer eterno.
Desde el Adán y Eva, hasta el trompetista final y su femme fatale.
Par hecho unidad,
toda la cosmogonía orgíastica habitando una pieza humilde de pintura desecha y sofocada por el vaho, con libros leídos y sin leer en una mesita lumínica.
Los atavíos encuentran la excusa perfecta para fugarse,
tal como un reo bonachón que cumple su pena con los ojos agonizantes de libertad y se despierta un día con la llave puesta y sus vigilantes muertos.
La intrépida memoria fotografía el éxtasis lascivo del ser e implora repetición en los aposentos derruidos del joven lector,
en donde convergen, por un breve momento (creo),
sátiros baquicos alados y sirenas diosas desnudas.
Y antes de partir,
una hoja arrancada de un libro de poesía firma el acta de una esperanza interna.
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Autor:
el bardo (
Online) - Publicado: 21 de diciembre de 2025 a las 12:59
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 2

Online)
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