Un castillo de arena

racsonando

 

CASTILLO DE ARENA 

Camina conmigo, mujer,
toma mi mano:
como quien salva, lenta,
la sombra de una puerta prohibida.

No temas, mujer, no temas;
este muro que se yergue altivo
se deshace cuando tu aliento
roza el filo de mi silencio.

Fabrico para ti mis utopías,
cóncavas, abiertas,
como un anhelo que late
bajo el pulso que pronunciamos.

Nuestras palabras cruzan el umbral
—desnudas—
y reclinan sus cuerpos en la luz
mientras la noche nos declara.

Camina conmigo, mujer,
toma mi mano,
como quien guarda un secreto
en las entrañas del deseo.

Lazarilla de ciegos
sobre las esferas húmedas
de mis demonios callados.

Solo pido hablar tu lengua
con el temblor necesario
para no perderme
en esta Babel

donde arden tus silencios.

Toma mi mano, mujer,
y con la firmeza de tu aliento
llévame, lento,
hasta los senderos
donde tu olvido
se desviste conmigo,

castillo de arena,
donde se desnuda el mar

 

Racsonando Ando

(Oscar Arley Noreña Ríos)

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