Luto y herida

Damián faune ponts



 

​La sombra viste el ámbito baldío 

Donde la luz cesó de ser testigo;

Y el corazón, deshecho en el castigo,

Solo halla en el silencio un lecho frío.

​No es ya la voz un rumor del hastío,

Sino un gemido que no pide abrigo;

La ausencia es un puñal, su amargo amigo,

Que hinca la pena en el confín sombrío.

​Queda la herida abierta, sin costura,

De donde mana el tiempo en gotas lentas,

Recordando la esencia y la figura.

​Y el luto no es tan solo el que sustenta

La tela negra y mísera y oscura,

Sino el dolor que el alma no ahuyenta.                                                   Sino divaga difusa, la querella latente

Con sus suaves lienzos trasparente.

 

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