Neblina

Carolina Ugas Pazos

Waraira, la mía

amaneció cubierta de gasa neblinosa,

normalmente desde la ventana

de mi oficina, piso siete en la UBV

puedo verla despejada

brillando silenciosa

con el hotel Humboldt

alto, majestuoso como un faro,

pero hoy que llueve

que el cielo nubla mis ojos

tal vez un poco mi mente

no puedo verla como quisiera.

 

Se ha cubierto de mi 

tal vez con pudor de doncella

virgen, pero no mártir,

y se niega a que la ame

como siempre la he amado,

suspirando en silencio

por sus aguas cristalinas

que al bañarse en ellas

no es sino un bautismo cósmico,

una experiencia ultra terrena.

 

Lo más hermoso de esta ciudad

un poquito neurótica y ambivalente

es ese cerro que la separa del mar.

 

A veces, cuando está despejado

desde arriba puede verse el mar

turquesa y oliva

obsequiándome La Guaira,

extraño el funicular que me sube

hasta arriba y me hace mirar 

la ciudad inconstante, pequeña

y del todo abandonada

por sus amantes.

 

La quiero a pesar de si misma

de sus soledades mundanas

y de sus muchos amaneceres.

 

25/11/2025

OLLIN

 

 

  • Autor: Ollin (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 25 de noviembre de 2025 a las 12:12
  • Comentario del autor sobre el poema: Mi padre, que en paz descanse, adoraba subir este cerro con su grupo de senderismo.
  • Categoría: Espiritual
  • Lecturas: 1
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