Rutina

Jesus de los Angeles Valdivieso Alarcon

Llegamos cansados, con la cabeza llena de trabajo.

Me dices que no tengo tiempo para ti.

Te digo que no tienes tiempo para mí.

Nos miramos y sentimos que nos faltamos.

Y nos odiamos.

 

Nos cruzamos en la cocina, en la sala, en cualquier momento.

Nos amamos y aun así nos reclamamos.

Y cuando por fin nos detenemos, aunque sea un instante,

el beso es la tregua que nos recuerda que seguimos aquí;

Y aun así sentimos que nos faltamos

 

 

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