Llegamos cansados, con la cabeza llena de trabajo.
Me dices que no tengo tiempo para ti.
Te digo que no tienes tiempo para mí.
Nos miramos y sentimos que nos faltamos.
Y nos odiamos.
Nos cruzamos en la cocina, en la sala, en cualquier momento.
Nos amamos y aun así nos reclamamos.
Y cuando por fin nos detenemos, aunque sea un instante,
el beso es la tregua que nos recuerda que seguimos aquí;
Y aun así sentimos que nos faltamos