Era una niña dócil
inocente como toda niña
escribía para desahogarse
en los huecos de las paredes
encondida en los postigos
con el sol de la tarde
Dios como testigo
de la sed de amor
y el hambre
la melancolía del vacío.
Miraba su propio cielo
de atardeceres sombríos
así creció haciéndose
inmune al desamor y al martirio
no dejó que sus palabras
pusieran huellas
ni se derramasen
sin queja y sin llanto
adormeció los truenos
amordazo el miedo
no solo para que no la vendan
sino…
para que no la regalen.
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Autor:
Dulce (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 17 de noviembre de 2025 a las 19:04
- Comentario del autor sobre el poema: Buena noche y abrazo alado
- Categoría: Amor
- Lecturas: 1

Offline)
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