Suspendida quedose en el viento
la tristeza que me ha puesto en luto.
Los faroles brindan su luz, quietos,
¡semejantes me han sido en su tedio!
Ayer murió en el jardín un árbol
y el farol aquel siguió alumbrando.
Tendiose en el suelo mi lamento
de malesa cubriose mi duelo.
No espero de Dios el gran consuelo
-mi dolor tiene cierto recelo-
Le brindo a la noche mi silencio,
¡se lo brindo en medio del desvelo!
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Autor:
Manuel Valles (
Offline) - Publicado: 15 de noviembre de 2025 a las 02:53
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 53
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, Mauro Enrique Lopez Z., Jose de amercal, Antonio Pais, JUSTO ALDÚ, Carlos Baldelomar

Offline)
Comentarios2
Genial y hermoso tu preciado versar de hoy estimado poeta y amigo Manuel
Rwecibe un abrazo de Críspulo desde España
El Hombre den la Rosa
Hola, mi estimado amigo Críspulo. Muchas gracias por leer mis poemas y por comentar. Un abrazo hasta España, estimado poeta, El Hombre de la Rosa.
Tu poema se sostiene sobre un léxico poético de gran pureza y resonancia clásica, donde cada palabra parece elegida no solo por su significado, sino por la música que aporta al conjunto. Hay en tus versos un aire antiguo, casi litúrgico, que intensifica la atmósfera de duelo y contemplación.
“Suspendida quedose en el viento / la tristeza” es una entrada magistral: ese arcaísmo (“quedose”) no es simple ornamento, sino un gesto estilístico que sitúa la emoción en un tiempo distinto, elevándola. De inmediato, los faroles, “quietos” y “semejantes en su tedio”, funcionan como testigos mudos de un dolor íntimo. Esa personificación leve sostiene el tono melancólico sin estridencias.
El momento en que “murió un árbol” y el farol continúa alumbrando crea un contraste poderoso: la naturaleza que cae, la luz que persiste indiferente. Y ese lamento “tendido” y luego “cubierto de maleza” es una imagen sutilísima del duelo que se abandona a sí mismo, que se deja crecer encima como si la pena tuviera raíces.
En el cierre, el poema alcanza una hondura particular: la renuncia al “gran consuelo” y ese silencio ofrecido a la noche “en medio del desvelo”. Aquí, el léxico —“recelo”, “desvelo”, “brindo”— mantiene su musicalidad grave, casi de plegaria invertida.
Un texto delicado y solemne, donde tu vocabulario escogido no embellece el dolor, sino que lo vuelve nítido, digno y profundamente humano.
Un placer comentarte.
Saludos
El placer es mio, estimado poeta, por los comentarios que usted hace a mis poemas. Un comentario suyo es siempre una invitación a seguir escribiendo. Abrazos hasta Panamá, estimado amigo, JUSTO ALDÚ.
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